Opinión | El que avisa no es traidor

De Videla a Milei: el enemigo exterior

Hay ahora otro imitador de fiera y también de feria llamado Javier Milei, que se hace pasar por león pinchando desaforadamente sin tino ni medida donde no debe para disimular la desastrosa situación económica y social que ha aumentado en su país desde que asumió la presidencia, hace medio año

Javier Milei, presidente de Argentina, en el acto 'Europa Viva 24', de Vox.

Javier Milei, presidente de Argentina, en el acto 'Europa Viva 24', de Vox. / Carlos Luján / Europa Press

Ocurre a menudo que algún gobernante del tres al cuarto o, simplemente, extremista, o aún más claro, enloquecido, se aferra a la posibilidad de salvar la cara y la piel creando un enemigo ficticio que las más de las veces es exterior. Hay diversos grados. Tan usual es que se aplique la lupa de 500 aumentos sobre el rival amenazante como que la lente quede reducida a unas pocas exageraciones de tamaño, por si las moscas, no sea que se revuelva y se líe parda.

Franco pinchó lo que pudo a la pérfida Albión con la propaganda y Gibraltar, pero sin molestar demasiado, no fuera que la bestia se sintiera acorralada y lanzara un zarpazo inconveniente en un momento en que la dictadura confiaba en mejorar la economía española olvidando la autarquía y abriéndose al denostado sistema capitalista liberal. Hay ahora otro imitador de fiera y también de feria llamado Javier Milei, que se hace pasar por león pinchando desaforadamente sin tino ni medida donde no debe para disimular la desastrosa situación económica y social que ha aumentado en su país desde que asumió la presidencia, hace medio año.

Tiene antecedentes. La Junta dictatorial argentina del siglo pasado, creada por el generalote Jorge Videla, se inventó en 1982, bajo la dirección del general Galtieri, la recuperación de las islas Malvinas para tapar el hundimiento del país muy pocos años después del gran éxito del Mundial de Fútbol de 1978, cuando la albiceleste logró su primer mundial. El país se caía a pedazos y a los ‘milicos’ no se les ocurrió otra que intentar salvar la cara gracias a las islas del Atlántico sur.

Aquel león argentino fue derrotado fácilmente en junio de 1982, en el tiempo que tardaron los británicos en mandar su flota desde el Atlántico norte y desembarcar. No hay que engañarse. Los generales argentinos también sacaron de apuros a la primera ministra Margaret Thatcher, que se enfrentaba a una tormenta de desafección y protestas sociales originadas por sus tremendos recortes de servicios públicos y privatizaciones a go-gó, siguiendo las recetas neoliberales de los Chicago Boys que triunfaban también en el Chile de Pinochet.

La victoria en las Falklands sirvió de salvavidas a Thatcher, que aglutinó al país bajo la ‘Union Jack’ y ganó las elecciones de 1983. Así hasta 1990. Ahora parece que Milei aspira más a seguir la andadura de la ‘premier’ británica que la del general Galtieri, destituido nada más perder las Islas. La motosierra del león ha subido la inflación en seis meses del 211,4% al 289,4% (un 65% más), tiene al 60% de la población en riesgo de pobreza, ha congelado los contratos de trabajadores públicos y recortado las ayudas sociales. Consecuentemente, las protestas sociales y callejeras se multiplican, la industria argentina duda y tiembla ante la perspectiva económica...

Por eso necesita Milei un enemigo exterior, como lo tuvieron los milicos y la Thatcher, para intentar difuminar las atrocidades causadas por sus políticas. La pose chulesca y antisistema de la extrema derecha española y europea le viene como anillo al dedo, sabiendo que provocaciones como la de la semana pasada en Madrid no quedan nunca sin respuesta y esta le servirá para agitar su avispero nacionalista argentino y seguir en el poder. A costa de lo que sea. Como cuando la Junta militar.

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