Opinión | Escaño cero

Más sanidad pública

Fotografía de Ricardo Rubio.

Fotografía de Ricardo Rubio.

Que una empresa construya un hospital privado y promocione su apertura es algo legítimo y no merecedor, a priori, de comentario alguno; que dicha promoción se haga en el Ayuntamiento de Alhama, bajo el patrocinio de la alcaldesa y con la presencia, como anfitriona de la concejala de Salud, no lo es tanto. Que, además, se argumente como valor de dicho hospital privado que «viene superbién para descongestionar el servicio sanitario del Área I», pone los pelos de punta.

No obstante, escuchada la frase en su contexto, hasta podría traslucir cierta ingenuidad que le resta importancia, pero es el propio contexto el que envía potentes mensajes que no debemos pasar por alto.

En primer lugar, la contradicción que supone que una Administración pública, nada más y nada menos que un ayuntamiento, a la que el artículo 43 de la Constitución Española asigna, junto con otros poderes públicos, la responsabilidad de «organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios», promocione a una empresa de este ámbito que, como tal, antepone el beneficio económico a cualquier otra consideración.

En segundo lugar, la redundancia en el mensaje anterior del alcalde de Mazarrón, que por el mes de septiembre pasado ya apremiaba al Gobierno regional a establecer la oportuna concertación de servicios. En tercer lugar, la falacia de que dicho hospital, por muy del Guadalentín que se llame y se ubique en Camposol, contribuirá a la descongestión del servicio sanitario del Área I o de las Áreas II y III, que acumulaban en diciembre 119.663 pacientes en listas de espera.

Y, en cuarto lugar, el engaño que supone creer que convertirse en cliente de un servicio sanitario es equiparable, e incluso mejor, que ser ciudadano/a con derecho a la salud, derecho que te garantiza la puesta a disposición de todos los recursos sanitarios para prevenir y curar cualquier enfermedad, con independencia de tu condición económica y/o social, así como para la promoción comunitaria de la salud ayudándonos a disfrutar de una vida saludable. ¿Puede garantizar esto la sanidad privada?

Necesitamos, por tanto, Fernando, mejor planificación y más inversión. ¡Qué bien vendrían esos 400 millones anuales de bonificaciones fiscales a las rentas más altas para eliminar ese déficit estructural de la sanidad murciana, que debes corregir presupuestando de forma ajustada al gasto real como te viene recordando todos los años el Tribunal de Cuentas!

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