Opinión | El Prisma

Cambiar la tendencia electoral

No han pasado dos años y medio desde que decenas de miles de ciudadanos, 70.000 según los organizadores, se echaron a la calle en Murcia convocados por 200 asociaciones para pedir una solución urgente al ecocidio del Mar Menor. Parece que hubieran transcurrido dos siglos por lo lejanos que se oyen los ecos de aquella gran manifestación. Aprovechando esa tranquilidad, hay quienes se empeñan en revertir lo poco que se ha avanzado desde entonces.

Hace muchas semanas se oye el run-run subterráneo pugnando por salir a la luz del día de quienes intentan tergiversar la realidad del Mar Menor explicando que la laguna está mejor que nunca y que la causa de sus desdichas no son los vertidos químicos que llegan con las escorrentías del regadío intensivo y de los desechos ganaderos del Campo de Cartagena.

Las aún vigentes protestas de agricultores han sido utilizadas sin ambages por quienes aseguran que el agua marmenorense debe su deterioro a la deficiente depuración de las aguas residuales de las poblaciones costeras. Se han mezclado así en un potpurrí intoxicador tractoristas radicales agrupados en torno a ese ‘espontáneo’ movimiento autoetiquetado ‘Plataforma 6-F’ con ‘ingeniosas’ cabezas pensantes que, en la Región, actúan generosamente subvencionados por la agroindustria más perniciosa untando a su vez con prodigalidad a cuantos medios de comunicación salen al paso.

Esa conjunción está sirviendo en la Región, y también en España, para que la ultraderecha agite el panorama de cara a la cita electoral europea de junio. Es mucho lo que está en juego, aunque viéndolo reduccionistamente parezca que lo único que se ventila es el mantenimiento de los abonos químicos y las reformas necesarias para que los pequeños agricultores no se vean asfixiados por complejas normativas europeas y por el incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria.

El caso es que la ultraderecha europea pretende asaltar electoralmente el Parlamento continental, que se elige en junio, para imponer sus políticas nacionalpopulistas, aislacionistas y reaccionarias que ya plasma en estados donde ganó elecciones: Italia, Hungría, etcétera. Sumado esto al posible regreso de Trump a la Casa Blanca... en fin, confesémonos.

Consecuentemente, Vox participa en los prolegómenos de la campaña europea a su manera. Los supuestos espontáneos agrícolas que incordian de vez en cuando sorpresivamente son una muestra más del agit-prop para junio, confiando en recuperar el terreno electoral perdido según los últimos sondeos para subirse a las barbas de la derecha que llaman cobarde y hacerse imprescindibles para esta en Europa, en España y también en Murcia.

En la Región se ve claro con el empecinamiento de los ‘antelos’ en diluir la Ley de Protección del Mar Menor, mientras el PP niega con la boca pequeña que vaya a aceptar cambio alguno que desvirtúe, aún más, esa normativa ya de por sí y en origen muy poco ambiciosa para solucionar el destrozo en la laguna. Ese es el ariete parlamentario. El callejero es el llamado Movimiento 6-F. Y el pensante brota de esa fundación tan lista que cobra unas perrillas de alguna que otra organización de agroindustriales, llamadas oficialmente ‘comunidades de regantes’: la de Cartagena aprobó en julio pasado aportar 2,4 millones de euros a la Fundación Ingenio, que los destinará a ‘gastos de comunicación’. Blanco y en botella.

La incógnita es saber si la obcecación ultraderechista de boicotear el saneamiento del Mar Menor pondrá dificultades insalvables al gobierno de López Miras o, incluso, lo hará caer: Vox es imprescindible para la mayoría parlamentaria del PP. A no ser que sea postureo. El objetivo, en todo caso, es reforzar la opción ultraderechista de cara a las elecciones europeas. Sea cual sea el resultado, en la Región no parece que Vox vaya a dar su brazo a torcer. Atrincherado en su feudo cartagenero-pachequero se ha echado al Campo de Cartagena para intentar cambiar la tendencia electoral desfavorable.

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