Noticias del Antropoceno

Tú no vales nada, Bitcoin

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Como la letra de la canción de Luz Casal a su presunto acosador, el Banco Central Europeo le ha dicho de forma rotunda a los poseedores y operadores en bitcoin que el valor de supuesto activo es nada, o cero, o nada en absoluto. Que el bitcoin, en definitiva, es una falsa moneda, digital o lo que sea, y que está condenada a diluirse en el océano de lo que pudo haber sido y nunca será. Aviso a navegantes: quien quiera seguir el juego, que lo siga, pero van a perder hasta la camisa. El bitcoin solo es un instrumento de pago para sustancias prohibidas en un entorno delictivo, según el BCE. Más claro, imposible.

Se acaban así las medias tintas en Europa, pero no así en Estados Unidos, que ha adoptado la estrategia contraria: dar carta de naturaleza a las EFT, o plataformas de negociación de criptomonedas. De esa forma quieren controlar el fenómeno y reducir el juego sucio, pero sin eliminarlo del todo, a la espera de ver cómo evoluciona.

Preguntándose si el bitcoin es el nuevo oro digital (aceptable por todos como valor de referencia y refugio) en un artículo de la pasada semana, The Wall Street Journal concluye que para los analistas financieros serios, el bitcoin son «perlas digitales más bien», y remite a una historia perfectamente documentada en la que un barón de la industria norteamericana compró un collar de perlas para satisfacer el capricho de su mujer. El collar tenía un valor certificado de 22 millones de dólares en ese momento, algo coherente con un producto tan escaso y tan buscado en esa fecha. Lo pagaron con un ático de lujo que la pareja poseía asomando a Central Park. Apenas seis meses después del pago, un inventor japonés patentó un procedimiento efectivo para fabricar de forma artificial versiones indistinguibles de perlas naturales. Años después, el mismo collar de 22 millones se vendió en subasta por menos de 50.000 dólares.

Pero ni siquiera hay que acudir a la Historia, en la que hay múltiples ejemplos de burbujas que finalmente estallan. Simplemente habría que recordar a gente tan presuntamente astuta e inteligente como los acaparadores de bitcoins, que este no es ‘la’ criptomoneda, sino un mero software que encarna ‘una’ criptomoneda.

Y si algo en este mundo es un ejemplo de obsolescencia, programada o sobrevenida, es un desarrollo una utilidad cualquiera de base programable.

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