Allegro Agitato

Tiempo de carnaval

Saint-Saëns concibió El carnaval de los animales como una parodia en la que desfilaban personajes, los animales, a los que utilizó para hacer una crítica de la fauna musical de su época

El compositor Camille Saint Saëns, autor de 'El Carnaval de los animales', hacia 1895

El compositor Camille Saint Saëns, autor de 'El Carnaval de los animales', hacia 1895

Gabriel Lauret

Gabriel Lauret

En épocas de mayor fervor religioso, el Carnaval era el tiempo de exprimir los placeres mundanos antes de la llegada de la Cuaresma, que exigía recogimiento y renuncia como expiación de los pecados y preparación para la Semana Santa. Además, asociado con el uso del disfraz, también nos permite camuflarnos entre otras personas anónimas y transformarnos en quienes no somos, pudiendo, por tanto, hacer lo que nunca haríamos a cara descubierta. Hubo un compositor que utilizó una composición sobre el Carnaval para divertirse y poder ser alguien distinto a su imagen pública, y que después tuvo escrúpulos o vergüenza de llegar a ser recordado por esta obra.

Camille Saint-Saëns nació en París en 1835 y rindió culto al Carnaval en la que es hoy su obra más popular, probablemente, muy a su pesar. Si hubiera vivido en nuestros días, a buen seguro hubiera sido diagnosticado como un niño con altísimas capacidades, que desarrolló hasta llegar a ser un personaje absolutamente polifacético: literatura, filosofía, matemáticas, arqueología, astronomía… Considerado el niño prodigio más notable de la historia, compuso su primera pieza para piano con cuatro años de edad. En su primer concierto público con orquesta, con 11 años, se ofreció a tocar, de memoria y como bis, cualquiera de las 32 sonatas para piano de Beethoven. Además de compositor y pianista fue organista, director de orquesta y profesor, además de un mordaz crítico musical.

Su vida privada fue complicada. Su padre falleció cuando él tenía tres meses, por lo que se crió con su madre y su abuela. Ya, con 40 años, se casó con una joven de 19. La pareja tuvo dos hijos, que murieron en la infancia en un lapso de solo seis semanas, lo que acabó con el matrimonio. La muerte de su madre le sumió en una gran depresión y, para superarla, en 1890 desapareció, literalmente, de Francia. Comenzó un periplo por Argelia, Egipto y la isla de Gran Canaria, de incógnito, hasta que fue reconocido. Saint-Saëns se convirtió en un trotamundos. Hasta el final de su vida realizó 179 viajes por 27 países distintos. Conoció casi toda Europa, las dos Américas, China e Indochina y compuso obras relacionadas con sus viajes, siendo la más conocida el Concierto nº 5 Egipcio, compuesto en Luxor utilizando temas que escuchó cantar a los barqueros del Nilo. 

La orientación sexual de Saint-Saëns nunca terminó de estar definida públicamente. Hoy sabemos que recibió cartas de chantaje por supuestas actividades homosexuales durante sus viajes. Aunque el tema ha suscitado siempre controversia, parece que en ocasiones se dedicó a lo que hoy conocemos como ‘turismo sexual’. Vivir durante 86 años le permitió hacer de puente entre el Romanticismo y las Vanguardias de comienzos del siglo XX, que aborreció. Conoció personalmente a muchos de los grandes nombres de la música como Chaikovski, Schumann, Rossini y Wagner, gozando de la amistad de Liszt y Berlioz. En su extensa obra, de unas cuatrocientas composiciones, abordó casi todos los géneros musicales. Su música, de gran belleza, aúna el sentido de la tradición, su gusto por el color, el deseo de equilibrio, simetría y claridad, aunque también hay comentarios despectivos sobre él, calificándolo como «el mejor compositor de segunda fila».

Saint-Saëns se retiró a comienzos de 1886 a un pueblo austríaco cercano a Viena, donde compuso El carnaval de los animales, que desde el principio consideró como una pieza de diversión para el Martes de Carnaval. Como nos pasa a todos, la diversión pudo a la obligación, y se dedicó al Carnaval en vez de trabajar en su tercera sinfonía, conocida como la Sinfonía con órgano, que le había encargado la Sociedad Filarmónica de Londres, como confesó a sus editores. El carnaval de los animales es una composición realmente original en muchos aspectos, comenzando por la instrumentación, un conjunto de 14 instrumentos en el que destaca la presencia de dos pianos, la armónica de cristal o el xilófono. Saint-Saëns concibió la obra como una parodia en la que desfilaban personajes, los animales, a los que utilizó para hacer una crítica de la fauna musical de su época. Hay dos movimientos que encandilan por sí mismos: El cisne, un bellísimo y famosísimo solo de violonchelo, y Acuario, que evoca el mundo de los cuentos de hadas con el sonido particular de la armónica de cristal. La obra se interpretó por primera vez en un concierto privado en marzo de 1886. Saint-Saëns prohibió la interpretación pública y su publicación durante su vida, pensando que dañaría su imagen de compositor serio.

Durante sus últimos años, Saint-Saëns recibió todo tipo de reconocimientos, nombramientos y condecoraciones, aunque, por su carácter, vivía acompañado únicamente de sus perros. Habituado a pasar los inviernos en el norte de África, Camille Saint-Saëns falleció en Argel, poco antes de la Navidad de 1921. Sus restos mortales fueron despedidos en París con un monumental funeral de estado en su iglesia de la Madeleine, donde había sido organista. Saint-Saëns no pudo predecir que esa obra que le avergonzaba, una vez estrenada y publicada, se convertiría en la más famosa de su producción. Tampoco pudo imaginar que la mujer a la que rechazó y a la que no había vuelto a ver durante más de 40 años, acudiera, oculta por un velo, a su funeral.

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