Noticias del Antropoceno

Bayona versus David Trueba

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Son dos de los dos mejores directores de cine españoles de su generación. José Antonio Bayona, que ha arrasado en los premios Goya, se lleva la palma de reconocimiento internacional, con sus encargos para dirigir la quinta entrega de Parque Jurásico y los dos primeros episodios de la serie de Amazon Prime El Señor de los Anillos: los anillos del poder. Me gustó especialmente su película Lo Imposible, con una de mis actrices favoritas de todos los tiempos, Naomi Watts, como protagonista. 

Me gusta Bayona, pero casualmente esta semana he visto su película La Sociedad de la Nieve, y simultáneamente Sabes aquell de David Trueba. Mi veredicto es que no hay ni color: me ha gustado mucho más la película de Trueba. Reconozco que el reto de hacer una versión más de una historia archiconocida, como la del equipo de rugby uruguayo cuyo avión se estrelló en Los Andes, era mayúsculo. En la filmación se demuestra el dominio de Bayona de las escenas de catástrofes, como ya demostró en Lo Imposible o en Parque Jurásico. Y no está nada mal la narrativa y la dirección de actores, pero donde falla es en el exceso de recursos emocionales para mantener al espectador con el corazón en un puño por lo que está sucediendo. Es tanta la presión emocional, con la incansable narrativa de una voz en off y la música hurgando en la parte emocional de nuestro cerebro, que el espectador acaba por agotarse y desconectar. 

Por contra, la película de Trueba, un biopic de la vida del humorista Eugenio, es un ejercicio maestro de contención. La trágica pérdida de su mujer Conchita, en la flor de la vida y en la cúspide del éxito del protagonista, resulta desgarradora, a pesar de que solo se muestra lo justo para que la historia no quede incontada. No conocía (o probablemente no me acordaba) de ese episodio trágico en la vida del humorista de gesto triste que marcó a una generación con sus chistes de vis amarga. 

Desde mi punto de vista, esta película demuestra la maestría de David Trueba en el manejo de las emociones del espectador, ya puesta en evidencia en anteriores películas como La Buena Vida o Vivir es fácil con los ojos cerrados. Esta última inspirada en la entrañable figura del cartagenero Juan Carrión, un santo laico para todos los que tuvimos la suerte de conocerle.

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