Plaza pública

La igualdad: una distante aspiración

A pesar de los esfuerzos por promover la igualdad para empoderar a las mujeres, la realidad es que esta sociedad aún recurre a símbolos sexistas que desplazan a la mujer a un papel subordinado

Mery Bas, integrante del duo Nebulossa, que representará a España en el Festival de Eurovisión con su canción 'Zorra'

Mery Bas, integrante del duo Nebulossa, que representará a España en el Festival de Eurovisión con su canción 'Zorra' / Joaquín P. Reina - Europa Press

Rosario Segura

Rosario Segura

La igualdad entre mujer y hombre es una batalla duradera y ardua desde hace siglos. A pesar de que hemos avanzado algo, todavía persisten manifestaciones evidentes de desigualdad, especialmente en ciertos ámbitos donde la sociedad debería reflejar mucha mayor equidad de género. Uno de los campos más visibles de esta lucha es el mundo del entretenimiento, en el cual la imagen de la mujer sigue siendo cosificada, perpetuando estereotipos sexistas ya muy arraigados.

Desde la representación en desfiles o espectáculos públicos hasta las letras de las canciones el machismo asoma la patita de diversas maneras, manifestando una resistencia flagrante al cambio social. A pesar de los esfuerzos por promover la igualdad para empoderar a las mujeres, la realidad es que esta sociedad aún recurre a símbolos sexistas que desplazan a la mujer a un papel subordinado.

Los espectáculos públicos también son espacios donde la igualdad de género se ve palmariamente comprometida. Las carrozas que exhiben a las mujeres semidesnudas o en roles estereotipados refuerzan la idea de que el valor de la mujer reside en su apariencia física y la habilidad de complacencia a los espectadores, sobre todo masculinos, contribuyendo a perpetuar una cultura de cosificación y desigualdad.

Las canciones, a menudo, son vehículos magníficos para transmitir mensajes a la sociedad. Sin embargo, demasiadas canciones eternizan estereotipos de género, retratando a las mujeres como objetos sexuales o subordinadas a los hombres. Esto no solo es dañino para la autoestima y el desarrollo de las mujeres, sino que también contribuye a persistir el entorno cultural en el que la desigualdad de género es normalizada. En este sentido la canción Zorra, que llevamos a Eurovisión, conlleva una carga emocional y cultural muy fuerte. Históricamente, este vocablo ha sido utilizado de manera peyorativa y sexista para denigrar a las mujeres. En muchos contextos, su uso es muy ofensivo y denota un desprecio hacia las féminas, y por mucho que se pretenda decir que el significado de ‘zorra’ depende de la interpretación y que las palabras pueden variar según el contexto cultural, para la mayoría de las personas tiene un significado altamente ofensivo o degradante, y se vuelve, una vez más, a caer en estereotipos marcadamente sexistas.

Es esencial reconocer que la lucha por la igualdad de género no se trata solo de cambiar leyes, sino también de transformar las actitudes y percepciones arraigadas en la sociedad. Esto requiere un esfuerzo conjunto que abarque desde la educación hasta los medios de comunicación y la cultura popular. Es necesario promover una representación más equitativa, diversa y respetuosa de las mujeres en todos los aspectos de la vida pública y privada. Solo así podremos construir una sociedad donde la igualdad de género sea una realidad tangible y no solo una distante aspiración.

Por cierto, que poca importancia se le ha dado al Día Internacional de la Mujer en la Ciencia 2024.

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