La balanza inmóvil

Banda sin desarticular

Puigdemont y sus compinches huidos quieren volver a España (perdón, a Cataluña) como víctimas y triunfadores, y que los jueces se sometan a sus exigencias. Pero no les va a salir bien, pues la misión de estos es que respondan ante la justicia

Unsplash

Unsplash

El presidente del Gobierno ya sabe lo que los jueces van a decir, y es que la ley de amnistía es constitucional, porque incluye el terrorismo solo si no hay intención de violar derechos humanos. O sea que, si quemo contenedores, boicoteo trenes, invado y robo comercios y agredo a agentes de la autoridad, todo eso no causa terror. Que se lo digan a los policías heridos por los pacíficos manifestantes. Que se lo digan a los comerciantes que vieron saqueadas sus tiendas. Que se lo digan a los que viven en las calles donde transcurrieron los altercados. Que se lo digan a los que se quedaron bloqueados en las estaciones de ferrocarril, autobús o aeropuerto. Que se lo digan a todos aquellos que sintieron miedo, pánico y terror, por los angelitos/as/es inocentes que hacían esas cosas sin violar los derechos humanos. Estos jamás fueron conculcados, porque ni las lesiones, ni la integridad física, ni la vida, ni el respeto a la libertad son derechos humanos básicos

Al parecer, no se usó sistemáticamente el terror con la finalidad de coaccionar a organizaciones o al Gobierno para obtener fines políticos o ideológicos, que es el delito de terrorismo, sino que si hubo terror fue por ser hipocondríacos, pues no es para tanto el lanzar piedras y adoquines causando lesiones graves, quemar contenedores, montar barricadas y romper escaparates. Eso no es terrorismo, sino pensamientos pacífica y libremente expresados. No hubo violación de derechos humanos, por lo que Tsunami Democràtic y los CDR deben ser amnistiados por esos hechos.

Y no solo ellos, también los que intentaron pactar con Rusia una independencia ilegal. También los que no solo no se arrepienten de lo hecho, sino que aseguran que volverán a hacerlo. Y también aquellos que malversaron dinero público para una causa ilegítima. Todos esos, o no son terroristas, o si lo son, son terroristas buenos. Los jueces, por el contrario, son los delincuentes, por prevaricar al cumplir con su obligación de investigar todas esas conductas. Así lo han manifestado en el Congreso de los Diputados los portavoces de formaciones políticas independentistas, ante los ojos, el oído y el consentimiento de su presidenta. Esa es nuestra actual democracia. Solo falta que a la ‘saga Puyol’ también se les amnistíe en bloque, se les devuelva su dinero de Andorra y se les indemnice por el Estado español.

Hasta ahora quedaban fuera de la ley de amnistía los actos de terrorismo si no había sentencia firme. Y decía esa ley -que fue rechazada por el prófugo y sus secuaces, y aceptada por los demás independentistas y el PSOE (perdón, el sanchismo), además de SUMAR- que solamente quedaban fuera de la misma los delitos de terrorismo, siempre y cuando de forma manifiesta y con intención directa hayan causado violaciones graves de derechos humanos, ¿se pueden exigir más condiciones? Pero como todo ello no era bastante, el huido dio órdenes desde Bruselas para que el Parlamento español se pusiera a los pies de su barretina. Lo que quiere es que la amnistía sea para todos (principalmente para él) y para todo tipo de delito que le afecte, e incluso que ningún juez pueda plantear una cuestión de inconstitucionalidad, en España o en Europa, que paralice su aplicación. O sea, que a Puigdemont y a sus compinches huidos (acaba de fugarse otro más, Wagensberg, que se ha instalado en Suiza tras ser vinculado al Tsunami, aunque ERC niega que sea por eso) les está yendo de maravilla. Quieren volver a España (perdón, a Cataluña) libres de polvo y paja, como víctimas y triunfadores. Para eso los jueces deben someterse a sus exigencias. Pero no les va a salir bien, porque la misión de estos es que los huidos de la justicia respondan ante ella, y solo cuando se les absuelva puedan hacer lo que quieran. En eso han dado ejemplo los segundones del huido, que han estado en la cárcel. Pero eso se llama valentía, lo contrario del jefe que se largó por miedo a ir a la misma. Y ahora es él quien manda, tiene narices la cosa. La legislatura, los presupuestos generales y la aprobación de las leyes dependen de las pretensiones de un antiespañol huido. Si alguien lo entiende, que me lo explique. Menos mal que están las urnas para poner a cada uno en su sitio. O no, nunca se sabe.

Por todas esas minucias circula en las redes sociales una foto, donde se ve a unos magistrados con toga posando con el lema: «Desarticulada una peligrosa banda que obligaba a cumplir la Constitución». 

Menos mal que no ha sido desarticulada, ni lo será.

Suscríbete para seguir leyendo