Tribuna Libre

Carta a mi abuelo, D. José Gutiérrez Mata

Sirva esta carta para ponerlas en valor y para trasmitirte que en la vida hay personas que nunca mueren. Por lo que significaron, por su esencia, por sus principios, por lo que se hicieron querer, y, sobre todo, por lo que nos hicieron sentir

Mario Gutiérrez

Abuelo, mi primer recuerdo es en tus brazos. Estabas cantándome una canción, probablemente intentando calmar alguna rabieta infantil. Cuando intento sumergirme en esos recuerdos, en esos primeros momentos de la infancia, solo siento una inmensa sensación de amor y protección. Siempre has estado a mi lado en los buenos momentos, que fueron muchos, pero también en los malos, que fueron duros. Hubo momentos en los que la vida no nos trató bien, pero siempre estuviste ahí para cuidarnos y sacarnos adelante.

Abuelo, nos inculcaste una serie de valores que, desafortunadamente, no son nada comunes hoy en día, y este es el valioso tesoro que heredaremos de ti. Nos enseñaste a amar, a respetar, a reír, a esforzarnos, a forjar nuestra propia fuerza de voluntad y, sobre todo, a ser personas nobles y sinceras.

Todos en la familia nos sentimos muy afortunados por este regalo tan inmenso. Tu mejor legado va dentro de la propia personalidad de cada uno de nosotros, y esto, abuelo, es muy bonito.

Pero este camino no lo has hecho solo. Siempre, desde los 11 años hasta los 89 actuales, te ha acompañado tu mujer, Antonia Ramos López, una mujer que es todo amor y ternura. Siempre os pongo de ejemplo de lo que es amar a una persona incondicionalmente. Veros interactuar nos hace ser conscientes de que el amor verdadero, existe. Ver como todavía se te cae la baba por ella, ver como os preocupáis tantísimo el uno por el otro, ver como la sigues haciendo reír todos los días. Me quedo sin palabras para describir lo bonitos que sois.

La edad hace que, quizás, ya no os acordéis de algunas de estas cosas, pero no pasa nada, todo está bien, abuelo, nosotros sí nos acordamos y nunca, nunca, las olvidaremos.

Sirva esta carta para ponerlas en valor y para trasmitirte que en la vida hay personas que nunca mueren. Por lo que significaron, por su esencia, por sus principios, por lo que se hicieron querer, y, sobre todo, por lo que nos hicieron sentir. No caer en el olvido hace que esas personas especiales sean eternas, porque día a día están y estarán muy presentes en el recuerdo de sus seres queridos.

Así será, abuelo, aunque por ley de vida llegará el triste día en el que ya no estéis, viviréis por siempre en nuestros corazones.

¡Gracias por la vida que nos habéis dado!

Te quiere, tu nieto, Mario Gutiérrez Martínez.

Suscríbete para seguir leyendo