El que avisa no es traidor

Fútbol es fútbol: Entontecidos

Los aficionados al fútbol tragamos con que el Mundial se jugara en Catar, donde murieron miles de inmigrantes esclavizados para construir los estadios e instalaciones para que la fiesta del orbe se celebrara

Toni Kroos, jugador del Real Madrid

Toni Kroos, jugador del Real Madrid / EFE

J. L. Vidal Coy

J. L. Vidal Coy

Ha tenido que venir de nuevo un futbolista alemán, y de los buenos, a recordarnos lo mal que lo hemos hecho aceptando y corroborando que la Supercopa de España se juegue en semejante país como Arabia Saudí. Un Estado, como todo el mundo sabe, filantrópico, respetuoso de los derechos humanos, con políticas igualitarias para que las mujeres se sientan libres y en el que no se asesina ni mutila a nadie legalmente desde su fundación.

Los aficionados al fútbol tragamos, con tragaderas de elefante, con que el Mundial se jugara en Catar, tan distinguido en los aspectos citados como Arabia Saudí, y en el que murieron miles de inmigrantes esclavizados del Extremo Oriente para construir los estadios e instalaciones necesarias para que la gran fiesta del orbe se celebrara allí.

En dura competición no se sabe muy bien qué estado artificial de los nacidos junto al Golfo Pérsico, gracias al supuestamente extinto poder colonial, sería campeón en la liga de promoción y respeto a las libertades cívicas. Quizá fuera Emiratos Árabes Unidos; en uno de ellos, Abu Dabi, nuestro ejemplar monarca emérito ha encontrado refugio, tranquilidad y unas cuantas cosas más para pasar su vejez.

Regresando a donde empecé, ha tenido que ser el teutón Toni Kroos, jugador el Real Madrid, el único que ha tenido un rasgo de dignidad negándose a vestir la camiseta conmemorativa de la Supercopa de España. Incluso después de ser abucheado cada vez que tocaba la bola en la superfinal con el Barça por criticar la compra de futbolistas al peso que hace Arabia Saudí, el mejor pasador de la Liga, sin perder la sonrisa, prefirió ser digno y quedarse con su propia elástica, como decían antes los futboleros de pro.

Y nosotros, españoles, orgullosísimos de los tejemanejes impresentables de Rubiales y Piqué -que conste en acta que soy del Barça-. 

A pesar de tantas mujeres reprimidas, tantos bangladesíes, filipinos, nepalíes caídos en la construcción del Golfo, de un Kashogi asesinado impunemente, de... en fin, fútbol es fútbol, y todos entontecidos ante la pantalla futbolera.

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