Desde mi picoesquina

Campeones en aire irrespirable

La Región de Murcia es la comunidad con el aire más contaminado, superando en un 30% la media nacional. Con más de diez días de aire irrespirable, esos episodios contaminantes están afectando muy seriamente a la salud de niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas

Capa de contaminación atmosférica en la Región de Murcia.

Capa de contaminación atmosférica en la Región de Murcia. / Francisco Peñaranda

Diego Jiménez

Diego Jiménez

Por si nos faltara algún récord negativo respecto al resto de las comunidades autónomas del país, por La Opinión nos enteramos el pasado día 4 que la Región de Murcia es la comunidad con el aire más contaminado, superando en un 30% la media nacional. Con más de diez días de aire irrespirable, sobre todo en Murcia, Cartagena, Lorca y Alcantarilla, ante lo cual se adoptaron tibias medidas -como el famoso protocolo nivel 3 que se ha aplicado algunos días en la capital de la Región, que aconseja, pero que apenas impone nada, y que, por tanto, de poco sirve-, esos episodios contaminantes están afectando muy seriamente a la salud de niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas.

La presencia de venenos en el aire que respiramos es preocupante. Pero las autoridades encargadas, supuestamente, de velar por nuestra salud parecen relativizar dicho problema. Para hacernos una idea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que de 5 a 9 millones de personas pueden morir anualmente en el mundo por enfermedades respiratorias. Nuestro país no está libre de esa plaga. Según Ecologistas en Acción (EeA), España viene incumpliendo sistemáticamente las recomendaciones de la OMS. A partir de los datos de 780 estaciones de medición repartidas por todo el mapa, se observa que no menos de 8 millones de personas de todo el país están afectadas por la contaminación, con un aumento de 2,2 millones respecto de 2021. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), al año se registran en España unas 30.000 muertes prematuras por la contaminación del aire, de ellas, unas 10.000 por contaminación urbana. Y todo ello en un contexto de casi general incumplimiento por parte de los ayuntamientos de lo estipulado en la Ley de Cambio Climático, según denuncia EeA.

Dicha ley establece que los consistorios implicados tendrán que diseñar un calendario para registrar cómo evoluciona la calidad del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero en su ciudad para lograr una evolución positiva hacia el año 2030, por lo que obligaba a los municipios mayores de 50.000 habitantes a disponer, a partir del 1 de enero del pasado año, de zonas de bajas emisiones. O lo que es lo mismo: esas ciudades deberían haber implementado planes de movilidad para restringir el uso del coche, máximo responsable de la emisión de partículas PM2,5 y de óxido de nitrógeno (NO2). Las PM2,5 son las más perjudiciales para el sistema respiratorio humano. Contienen una mezcla de elementos sólidos y líquidos suspendidos en el aire (polvo, metales, cemento y materia orgánica). Con un diámetro de entre 1 y 2,5 micras, pueden penetrar hasta los alveolos pulmonares, potenciando problemas vasculares. El tráfico, la calefacción doméstica, la combustión industrial y la quema de leña o de carbón son sus principales generadores. La OMS fija los valores ideales en un máximo de 5 microgramos/metro cúbico, mientras que la Unión Europea (UE) los eleva a 25. En Murcia-ciudad y otras zonas de la Región ese límite de la UE se ha duplicado estos días.

Ante este panorama, solo el 15% de los ayuntamientos han puesto en marcha sus propias zonas de bajas emisiones.

Por su importancia poblacional y por ser un polo de atracción de personas de otras localidades regionales, e incluso de fuera de nuestra comunidad, sobre todo en fechas consumistas como las navideñas, me voy a referir al caso concreto de la ciudad de Murcia. Parece claro que el Plan de Movilidad, puesto en marcha por el equipo de Gobierno del exalcalde Serrano (que calculó en 200 las muertes anuales en Murcia por la contaminación) y completado a regañadientes por el actual alcalde Ballesta, de poco ha servido. Estas pasadas fiestas navideñas han supuesto, como viene siendo habitual, una irracional e insostenible irrupción de vehículos, a la búsqueda desesperada de una plaza de aparcamiento en el centro, lo más cercana posible al señuelo del ‘cortinglés’.

Ese Plan de Movilidad, para que sea eficaz, debería ir acompañado de medidas efectivas de pacificación del tráfico motorizado (el sector del transporte genera en nuestro país el 25% del total del dióxido de carbono (CO₂) liberado anualmente a la atmósfera). Y esa pacificación del tráfico pasa inexcusablemente por limitar el flujo de coches que entran a la capital, y, en el ámbito interno, propiciando de verdad, con campañas serias y creíbles, el abandono del coche particular en favor de otras formas de movilidad.

Si viajan a los Países Bajos, frente a la estación central de Ámsterdam se encontrarán no menos de 10.000 bicicletas aparcadas. Esa ciudad es la capital de las bicis, que gozan de absoluta prioridad de paso. ¿Qué impide que ciudades como Murcia, Cartagena, Lorca, Alcantarilla…, con un trazado llano y clima envidiable, opten en serio, con campañas institucionales potentes, en dar prioridad a esta forma de transporte? ¿Para cuándo el diseño de carriles-bici que conecten nuestras ciudades con sus pedanías y diputaciones? ¿Cuándo se va a apostar, claramente, por un transporte público eficiente, suficiente, sostenible y puntual? ¿Se ha pensado en dotar a nuestras poblaciones más contaminadas de suficientes aparcamientos disuasorios conectados con el centro urbano con pequeños autobuses con frecuencias asequibles? ¿Están dispuestas también nuestras autoridades políticas y sanitarias a la elaboración de campañas que informen a la población de las indudables ventajas para la salud de desplazarse a pie por un entorno urbano libre de gases venenosos? ¿Para cuándo la eliminación definitiva de las quemas agrícolas y la limitación del polvo en las obras públicas? (Por si ello no fuera suficiente, en la capital se han programado en fechas navideñas dos espectáculos pirotécnicos, con su correspondiente carga contaminante)

Estoy exigiendo medidas a quienes pueden ponerlas en práctica, pero, ¿qué está usted dispuesto a aportar para que su contribución personal complemente a la institucional? Nuestra salud es importante. Logremos entre todos eliminar ese estigma que da título a esta columna: el de ser campeones en aire irrespirable.

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