Pintando al fresco

The Big Fucking Rave

Como decían aquellos primeros ‘ravers’: "Hagamos el amor y no la guerra"

Así es la rave de Fuente Álamo por dentro, en imágenes

Así es la rave de Fuente Álamo por dentro, en imágenes / Iván Urquizar

Enrique Nieto

Enrique Nieto

Como saben, la macrofiesta ilegal que está teniendo lugar estos días en las cercanías de Fuente Álamo está dando lugar a distintas reacciones, unos la critican y otros la ven aceptable, así que escribamos sobre ella. Permítanme ustedes que en primer lugar les trate de explicar qué significa el titular de este artículo, que es el que se ha utilizado entre los concurrentes para convocar el encuentro, porque puede dar lugar a varias interpretaciones. Es menester que sepan que ‘rave’ significa algo parecido a ‘delirio’ pero también es el nombre que se le da, desde siempre, a este tipo de reuniones, o sea que es un sustantivo. Justo delante de ‘rave’ va ‘fucking’. ‘Fuck’ es un verbo que significa ‘follar’, para qué vamos a empezar con sutilezas, y aquí está en gerundio, por la ‘ing’, y parece funcionar como adjetivo, y entonces significa ‘jodido’, ‘maldito’ y más cosas. 

Delante lleva otro adjetivo que hace de amplificador de ‘fucking y que significa ‘grande’. Parece que llegamos a la conclusión de que este titular significa ‘el jodido gran delirio’, pero, por razones lingüísticas que sería largo de explicar aquí, también podría traducirse por ‘el delirio del gran joder’, ‘la reunión del gran follar’, y un largo etcétera de significados.

Aclarado este término, pasemos a intentar ver este tema desde otro plano. Es cierto que una ‘rave’ siempre ocasiona distintas reacciones en las gentes del lugar donde se ubica. Desde la que se considera la primera, la de Woodstock en 1969, que tuvo lugar en Bethel, Nueva York, en la que se llegaron a reunir medio millón de personas, generalmente pertenecientes al movimiento ‘hippy’, que se dedicaron durante cuatro días a hacer el amor, escuchar música y quizás también a fumarse unos porros y a meterse alguna que otra cosa en el cuerpo, sigue habiendo convocatorias de ‘raves’ en todo el mundo. Ahora ya, estando Internet, es fácil que a través de algún ‘camino’ más o menos secreto se fije el lugar y las fechas donde va a celebrarse este acontecimiento, pero la cosa ha ido de teléfono, de avisos personales y hasta de cartas con algún tipo de tarjeta parecida a una invitación que algunos coleccionan con entusiasmo.

Ante los escandalizados por lo ocurrido con esta ‘rave’, me gustaría decirles que Fuente Álamo es un lugar que tiene una conexión tradicional con la Cultura. Les recuerdo que tienen un museo con todos los cuadros que han premiado en su Concurso de Pintura y que siempre ha tenido una biblioteca muy interesante, además de unos seres humanos muy implicados en los temas de las distintas Artes. 

Una de las exposiciones más entrañables que he hecho en mi vida la llevé a cabo en la Ermita de San Roque, un mes de julio, con horario de apertura de 8 a 11 de la noche. ¿A que es original? Pues esas son las cosas que pasan en Fuente Álamo, así que no extraña que alguien se haya fijado en este lugar, porque, además, tenían ese circuito medio abandonado o abandonado del todo que les permitía una mayor comodidad para ubicarse.

Y ahora podemos escribir aquí la lista de pegas que se le puede poner a esta reunión de gente llegada de Inglaterra, de Francia, de Alemania, de Italia, y por supuesto de España. La suciedad que van a dejar, las drogas que se han consumido, la enorme cantidad de preservativos que habrá que reciclar, etc., etc. Pero no olvidemos tampoco los kilos de alimentos que han comprado en los lugares cercanos, las cervezas que se han bebido y que han tenido que salir de algún sitio, las pastillas del día después que han vendido por centenares en las farmacias de la zona, y la mucha, mucha música que ha sonado enriqueciendo las mentes de los asistentes. Y sin peleas ni navajazos.

Como decían aquellos primeros ‘ravers’ «Hagamos el amor y no la guerra».

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