Noticias del Antropoceno

Milagros de la tecnología en 2024

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Como casi siempre, los avances tecnológicos este pasado año han constituido las mejores noticias que han llegado a los medios de comunicación. La gran sorpresa del año fue la popularización de la Inteligencia Artificial, un invento que ha dominado la actualidad tecnológica, los contenidos culturales (véase la interesante película The Creator, estrenada este año) y, por supuesto, las redes sociales y su parloteo conspiranoico. Todo lo que vamos sabiendo de la Inteligencia Artificial y su manifestación más espectacular, la IA capaz de generar contenidos indistinguibles de los que elaboraría un humano, nos recuerda cada vez más el argumento central de la franquicia Terminator, con el fin del mundo por obra de una IA llamada Skynet como base argumental.

En 2024 se prevé una explosión de aplicaciones digitales potenciadas por las IA, que fundamentan su capacidad en un sistema masivo de autoaprendizaje. Si la generación creativa de contenidos o imágenes es la aplicación definitiva, como fue la World Wide Web para Internet, lo iremos comprobando. Por lo pronto, casi todos los sectores de la economía se beneficiarán de incrementos de productividad notables, lo que repercutirá en un aumento significativo de la riqueza general.

Pero no solo de la IA vivirá la ciencia este año. En términos farmacológicos se está viviendo una revolución radical con los nuevos medicamentos que ayudan a combatir la obesidad. Los desarrollos originales provienen principalmente de una farmacéutica danesa, Novo Nordkisk, que ha incrementado su valor hasta extremos comparativos con el PIB del país en el que tiene su sede. De entrada, puede suponer una revolución en términos sanitarios, con su potencialidad para reducir los efectos derivados del mayor problema de salud que afronta la humanidad: la obesidad rampante de la población.

Por último hay que destacar los efectos disruptivos que está teniendo para las ciencias que estudian el cosmos, su origen y su evolución, el telescopio James Webb, operativo desde hace apenas dos años. Cuando todo parecía cuadrar en el modelo estándar del Universo, sus recientes descubrimientos están poniendo todo patas arriba. Y habrá más sin duda el próximo año, conforme sus sensibles lentes (cien veces más perceptivas que las del Hubble) apunten a cada vez más distantes emplazamientos del cosmos. Donde antes no había nada, nos encontramos con inesperadas y fascinantes sorpresas.

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