Tribuna Libre

Plan de Movilidad y Navidad 2023

Alguien debería aportar una mínima dosis de cordura y poner fin a esta ‘endiablada’ y peligrosa situación, sin esperar a ese 7 de enero que alguien se marcó para tan inoportuno experimento. Por la salud de los murcianos

Doble carril bici en el Puente de los Peligros

Doble carril bici en el Puente de los Peligros / Juan Carlos Caval

Joaquín Contreras

Joaquín Contreras

Desde pedir una prórroga para las obras de Movilidad hasta asegurar que en Navidad todas ellas estarían terminadas, con la guinda de un transporte público gratis del 1 de diciembre al 7 de enero, Ballesta ha venido pintando un final eficaz para un Plan de Movilidad que puso en marcha la anterior corporación. Pero aquel sueño feliz, que trataba de arreglar los errores de su predecesor, nada se parece a la realidad pura y dura en que Murcia se halla embarcada con quejas de usuarios de todo tipo, de conductores de autobuses públicos, repartidores y abastecedores de mercancías o simples trabajadores que tratan de llegar a sus puestos de trabajo. 

A tal situación se ha llegado después de una serie de medidas faltas del mínimo rigor, que lejos de resolver los problemas, los agravan, como si una mano negra se hubiera apoderado del centro de control del tráfico y la movilidad en la capital de la región. Los primeros desatinos surgieron en el ámbito del Puente de los Peligros y la Plaza de Camachos, siguiendo por la Alameda de Colón, previsto nodo intermodal del sur de la ciudad. Todas ellas indudablemente ligadas a la promesa del alcalde Ballesta de «paralizar las obras de forma inmediata» tan pronto volviera a la Glorieta. 

Las previsiones iniciales del plan eran la creación de un entorno favorecedor de movilidad sostenible con transporte público, carril bici y zona peatonal amable, en la antigua entrada al barrio del Carmen desde la plaza Martínez Tornel, desplazando el tráfico privado por el puente contiguo inmediato, pasarela Miguel Caballero, salvaguardando el derecho de acceso a los garajes de los vecinos del entorno, y sin que se produjera el cierre ni para la entrada ni para la salida del barrio, por más que algún grupo interesado se empeñara en difundir el falso lema de ‘Cierran mi Barrio’ en la precampaña y campaña electoral de las últimas elecciones municipales del 28M.

Desde que el puente Nuevo se cerrara al tráfico en 2001, el barrio del Carmen ha contado con un solo puente para el acceso de vehículos desde el centro de la ciudad, el puente Viejo o de los Peligros. El Plan de Movilidad cambiaba este acceso del puente Viejo al puente inmediato, tan sólo a unas decenas de metros, el Miguel Caballero, frente al obispado, sin que se redujera dicha posibilidad de llegada, ni se cerrara barrio alguno. En la situación actual no tiene ningún sentido la apertura al tráfico privado por el puente Viejo y plaza de Camachos, puesto que ya existe muy cercana la posibilidad de entrada por el puente Miguel Caballero, y ambas entradas confluyen en una única salida: la calle Proclamación. El único sentido de esta reapertura al tráfico privado sería la continuidad por Alameda de Colón, pero esto es inviable en la situación actual puesto que este espacio es el Nodo Intermodal Sur, exclusivo para transporte público. ¿O es acaso el paso siguiente que se quiere promover? 

Con la decisión del alcalde Ballesta de abrir el puente de los Peligros al tráfico privado para acceder al barrio del Carmen a través de la plaza de Camachos, entendimos muchos murcianos que se trataba de devolver temporalmente el favor electoral al colectivo que promovió aquel falso lema y le ayudó a ganar las últimas elecciones. El proceso se ha visto plagado de múltiples irregularidades, la mayor de las cuales ha sido la ‘pseudosupresión’ durante semanas del carril bici de doble sentido que atraviesa plaza Camachos y puente Viejo, hasta plaza Martínez Tornel, obligando a los usuarios de dicho vial construido en su totalidad, pero oculto y enmascarado, sin señalización alguna ni vertical ni en la calzada, a un uso peligroso del mismo, con vehículos en dirección contraria que lo invadían por la falta de señalización. La pericia, la habilidad y la cordura de los ciclistas, obligados a veces a invadir la acera, ha evitado accidentes tan peligrosos como podrían haber sido los ocasionados por bicicletas o patinetes con derecho de paso que se ven intercedidos de frente por autobuses o coches en sentido contrario por una mala señalización y una apertura inadecuada de todos los tráficos hacia El Carmen. Finalmente, el carril bici está en uso con un diseño debidamente señalizado, pero con una circulación de vehículos agobiante por sobrecarga, porque el único carril de circulación, de anchura muy ajustada, viene siendo utilizado tanto por el transporte público como el privado en vez de únicamente para el público tal como fuera concebido por los técnicos que diseñaron el Plan de Movilidad de Murcia, por una decisión política, arbitraria y personal del alcalde Ballesta 

La más que discutible decisión de suprimir el carril bus de la Gran Vía para que su espacio pueda ser utilizado por otro tipo de vehículos, sin que el Pleno del Ayuntamiento haya podido debatir semejante medida por rechazo de PP y Vox, ha sido la guinda de este amargo pastel, que ha levantado quejas múltiples y llevado a algunos conductores a amenazar con huelga por las repercusiones negativas en su trabajo y para el transporte público.  

Este proceso ha sido un exceso fuera de cordura y de sentido: palos de ciego que no proceden de ningún plan técnico serio, sino tomadas por decisiones sectarias, en pago a ese grupúsculo con intereses personales ocultos, bajo el falso lema de ‘Cierran mi Barrio’. 

Mientras tanto, los opositores al Plan de Movilidad toman fuerza en sus tesis negacionistas y de reversión del mismo, como hace gala Vox, llegando incluso a negar su debate en el Pleno del Ayuntamiento de Murcia. No faltan razones para mantener que su tesis es la de «cuanto peor, mejor», con vistas a una involución que cuestione las medidas tomadas de una movilidad sostenible que nunca aceptaron. 

Están tratando de vender la idea de que el Plan de Movilidad ha fracasado, para cargárselo. Y la mejor forma es evitar que concluya su implementación y poner todos los impedimentos posibles. 

Y mientras tanto los índices de contaminación se superan de nuevo en la tercera ciudad más contaminada de España, con niveles disparados de partículas PM10 y PM2,5, según los datos recogidos en las estaciones medidoras de la ciudad, sin otro origen que los tubos de escape de los coches. 

Alguien debería aportar una mínima dosis de cordura y poner fin a esta ‘endiablada’ y peligrosa situación, sin esperar a ese 7 de enero que alguien se marcó para tan inoportuno experimento. Por la salud de los murcianos, que pase este mal trago lo antes posible, señor alcalde.

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