La Feliz Gobernación

Tomadura de pelo

Alcaldesa de Pamplona

PI STUDIO

Ángel Montiel

Ángel Montiel

Todos los partidos rompen sus promesas electorales cuando acceden al poder. Es una obviedad tan asumida que casi no merece la pena subrayarla. Por espigar algunos casos sonados: Zapatero impulsó los recortes tras haber anunciado que reforzaría la política social; Rajoy subió los impuestos que había dicho que rebajaría; Yolanda Díaz se limitó a reformar una ley laboral que se había comprometido a derogar; Sánchez promueve la amnistía que había considerado ilegal, y nuestro López Miras pactó su Ejecutivo con Vox cuando había asegurado que gobernaría en solitario.

La palma en este capítulo se la lleva Ciudadanos, que se presentó como partido transversal y cuando tocó poder se decantó sistemáticamente, con independencia de toda circunstancia, como epígono del PP. Todo en él resultó un fraude.

Admitido esto, cabe decir que algunos giros de guion pueden explicarse en el hecho de que ciertas situaciones resultan diferentes de como habían sido previstas o en que el optimismo con que se contemplan las cosas desde la mesa camilla en que se redactan los programas suele chocar con la realidad que después toca afrontar. Y hasta a veces se da el caso de que es mejor que ciertas promesas no se cumplan, como algunas de Vox o de Podemos.

Pero hay incumplimientos enormemente perversos, como el pacto del PSOE con Bildu para otorgar a éste la alcaldía de Pamplona. Y no tiene que ver con la estigmatización de Bildu ni con el derecho que le dan sus votantes para acceder a las instituciones. Se trata de que el PSOE prometió en elecciones que haría lo posible para evitar ese acceso. Es decir, apeló al voto útil contra Bildu con independencia de si seducía a sus electores por otros motivos. Se ha de suponer, entonces, que la motivación de muchos pamploneses al votar al PSOE fue la de restar posibilidades de gobierno a Bildu. ¿Cómo se les habrá quedado el cuerpo al constatar que, en realidad, han votado en la práctica a Bildu por otra vía?

Este tipo de acciones desbordan el concepto de fraude, pues encaja mejor el de tomadura de pelo.

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