Pulso político

Todo por el sillón

Alberto Garre

Alberto Garre

E n septiembre de 2019, preguntado Pedro Sánchez sobre la posibilidad de formar un gobierno de coalición con Podemos manifestó: «No dormiría por las noches».

El 30 de diciembre de ese mismo año, el mismo Pedro Sánchez anunció la formación de un gobierno de coalición con Podemos, en el que estaría como vicepresidente Pablo Iglesias, y como ministros, además de la esposa de este, la superestrella Irene Montero, Yolanda Díaz, Alberto Garzón y Manuel Castell.

Recurrí entonces al DRAL, que define la mentira como la «expresión contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa» y engañar como «dar a la mentira apariencia de verdad», de donde me asaltó la duda de si el presidente había descubierto el orfidal, o era, dicho con toda la expresión del Diccionario Popular de Nuestra Tierra, un trolero.

Desde entonces, de lo que no tengo duda alguna es de que Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno, es el español más insultado de cuantos habitan España, y a día de hoy empiezo a admitir también que él solo se lo ha buscado.

A la hora de calificar al personaje que nos ocupa, a fin de esclarecer su comportamiento psicopático narcisista, conforme aseguran distintos expertos psicólogos, habrá que valorar tres hechos que le sitúan como adicto al sillón de La Moncloa:

1) Es el primer presidente de Gobierno que llegó al cargo tras una moción de censura, bien es verdad que con la anuencia de don Tancredo,

2) Es el único presidente que repite sin haber ganado las elecciones, rompiendo la norma no escrita de nuestro parlamento nacional de que gobernase el candidato ganador, y

3) Es la primera vez que el presidente ha conformado gobierno apoyado por delincuentes, prófugos y separatistas, cuya única característica común de todos ellos respecto a España es el odio a nuestra nación.

El espectacular giro dado por este individuo a sus relaciones con vascos y catalanes no obedece a otra cosa que es volver a La Moncloa. Ahora bien, quiero creer que tras negarle el PSOE la amnistía en repetidas ocasiones desde el fallido referéndum catalán de 2017 se vio obligado a concedérsela, como hizo durante el debate, pretendiendo ampararse en que cualquier persona tiene derecho a cambiar de opinión, lo que agrava la situación del personaje, como luego explicaré.

Al otorgar la amnistía, a la que sólo se plegó en última instancia, puso de relieve el engaño a un electorado que no la contemplaba porque el propio presidente la negaba en campaña, actuando, por tanto, en fraude electoral al concederla.

Al apoyar la amnistía en la virtud de perdonar, exonera de la obligación de no volver a ofender de los secesionistas. Y al basarse en la necesidad de la convivencia entre españoles y catalanes no estima siquiera que la mitad de Cataluña no pretende separarse de España, por lo que no habrá convivencia entre españoles sino ruptura entre catalanes.

En conclusión, creo sinceramente que el TODO POR LA PATRIA, lema de la Guardia Civil, que la mayoría de los españoles adoptaría, no está entre las virtudes del presidente que el suyo es TODO POR EL SILLÓN.

Y lo que es peor, al recabar el presidente su derecho a cambiar de opinión y, por lo tanto, admitir que es un personaje voluble, indeciso, inseguro y, aún peor, fácilmente influenciable, me temo que en esta ocasión engañó también a su propio gobierno, al tiempo que sometía a los diputados socialistas a situarse entre el equilibrio de la libertad y el peso del servilismo, sacrificando su dignidad ante el voto.

El vota, calla y cobra impero. Lamentablemente esta realidad practicada últimamente en ciertos grupos parlamentarios socava en la actualidad a la honrosa tarea de la política, de la que todos debiéramos sentirnos siempre orgullosos y nunca avergonzados.

Casi cuarenta y cinco años de vigencia de nuestra Carta Magna protegiendo a todos los españoles por igual merecen otro trato que su venta a cambio del trono monclovita. No podemos admitirlo, la defenderemos en todos los campos posibles. Pero es cierto que hasta a Felipe VI se le ha desencajado el gesto.

No quiero perder la esperanza de que esto sea solo un mal sueño. Por imaginar he llegado a pensar que finalmente el poder judicial establecerá su independencia con una resolución del Tribunal Constitucional que sitúe a Conde-Pumpido como héroe nacional de la magistratura. No deja de ser un sueño, pero me atrevo a afirmar que también a él le ronda en su cabeza.

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