El Malecón

Simeone desmiente a Xavi

Un golpe rojiblanco este domingo en el Lluís Companys dejaría con otra tiritona a un Barça sin coartadas

Diego Pablo Simeone durante un Atlético de Madrid - Real Sociedad.

Diego Pablo Simeone durante un Atlético de Madrid - Real Sociedad. / EFE

José Sámano

El Barça, segundo club catalán en la Liga tras el glorioso Girona City de Guardiola II, tiene el domingo otro desvelo tras el maquillaje resultadista ante el Oporto. El Atlético del espartaco Simeone, cuyo estilo tachó Xavi, patricio del tuétano culé, ya no es un convoy de sacamuelas. De carbonizar rivales en el área de Godín a fundirlos en el de Griezmann. Hoy es un Atlético más recreativo que el equipo de Xavi, que no es precisamente el Bolshoi.

Los rojiblancos, con un partido menos, puntúan tanto como el Barça y golean más. Le pueden discutir la plantilla a cualquiera. Frente al Mallorca, el pasado sábado, no fueron titulares centuriones como Savic y Giménez, dos campeones del mundo como Molina y De Paul y el ya graduado Riquelme. Tal es la mudanza que el Cholo se descamisa a veces con Griezmann, Morata y Correa al frente. Las enmiendas de Simeone, entrenador, jefe espiritual y director de la banda sonora de las gradas metropolitanas. Una prueba. En Vallecas, donde Koeman acabó grogui y Xavi sonado, el Atlético selló un 0-7. Las últimas ocho victorias del Barça han sido por un gol de diferencia.

Para colmo, al Atlético le agrada sobremanera mercadear con el Barça. Con Villa levantó la última Liga y brindó con el puente aéreo de Arda. Griezmann está a tres redes del récord histórico de Luis Aragonés y Memphis, pese a tantas pupas, lleva el doble de goles ligueros que João Félix (dos por uno). Por ahora, pese al brote del luso ante el Oporto, un futbolista más bonito que bueno, como diría un Sabio de Hortaleza.

La situación del Real Madrid

Un golpe rojiblanco en el Olímpic dejaría con otra tiritona a un Barça sin coartadas. El Madrid ha tenido el doble de “gavis”, con sus mejores escoltas -Courtois y Militão- lesionados desde que madrugó el curso. No hay migas de Güler. Han caído Tchouameni y Camavinga, aguadores de Kroos y Modric. Y Vinicius, el gran Houdini madridista, va por la segunda calamidad. En Cádiz, la delantera programada por Ancelotti era Brahim, jugador del camión escoba, y Joselu, bandera del Espanyol en su último extravío. Un revoltijo estomacal del primero forzó la entrada de Rodrygo, excelencia del partido.

Un Madrid en los huesos que se apaña para liderar la Liga y tramitar sin sobresaltos su fetichista Copa de Europa. Con todo, si se lo cree, aun con la baja del prometedor Barrios, nadie parece más saludable que este Atlético bizarro como nunca. Pero, como el fútbol tiene su ilógica lógica, bien pudiera desmentirlo el Barça pasado mañana. Nadie está vacunado contra el azar.