Noticias del Antropoceno

Otra oportunidad perdida para Argentina

El actual presidente electo de Argentina, Javier Milei.

El actual presidente electo de Argentina, Javier Milei. / Agustín Marcarian / Reuters

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Conocí a mi gran amigo argentino, Federico Grünewald, cuando era tripulante en el barco Licor 43. Le dieron 24 horas para abandonar Inglaterra por el reciente estallido de la guerra de las Malvinas, y los tripulantes del barco español le acogieron con los brazos abiertos. Fico se quedó en mi casa cuando el barco de la empresa cartagenera terminó de hacer un recorrido promocional por los clubs náuticos de la península y con ello acabó mi encargo de comunicación comercial. Fico desapareció un día sin dejar rastro. Después supimos que se había embarcado con una familia holandesa que se dirigía a su país navegando por la red de canales fluviales que atraviesa Francia. Cada vez que veo noticias preocupantes de Argentina pienso que Fico puede aparecer por la puerta. No sería la primera vez.

Y es que Argentina es un país que, por alguna razón que se me escapa, no pierde una oportunidad de perder una oportunidad. Esta vez la oportunidad era haber devuelto al poder al centro derecha moderado que hubiera gobernado con políticas económicas ortodoxas. Era una especie de segunda oportunidad a la moderación que se le había negado al partido de Macri. Parecía que por fin los argentinos se resignarían a tener la paciencia necesaria que exigen las políticas liberales reformistas (ortodoxas en la economía y progresistas en lo social) para que den su fruto. Siempre lo dan, pero necesitan coherencia, continuidad y una década como mínimo. Nunca los argentinos han estado tan cerca de dar la patada definitiva al populismo.

En vez de eso, Argentina se ha lanzado al vacío de unas políticas económicas absurdas y desfasadas y a una regresión suicida de las políticas sociales. Solo un loco es capaz de poner en marcha esas políticas y esperar que no jodan al país, pero Milei parece dispuesto a ello. De esta forma, Argentina sale de Guatemala para caer en guatepeor. La única luz de esperanza en esta situación es que la falta de soporte parlamentario impida al presidente Milei implementar sus promesas. Si no es estúpido, se agarrará a ese clavo ardiente para volver al redil de las políticas que dicta el sentido común. Por mis amigos argentinos, eso es lo que deseo fervientemente.

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