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HIstoria de cuatro Dionisios Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

En un reciente encuentro empresarial, el graciosillo presentador se preguntó en voz alta cómo había podido sobrevivir a la etapa escolar con mi apellido. Era un chiste fácil, pero me trajo recuerdos infantiles de los insultos de otros niños, confirmando que la edad temprana delata la mala catadura de nuestros instintos básicos como especie. La ley permite expresamente cambios de apellidos cuando se prestan a mofa, pero no lo hice por respeto a mi abuelo y a mi padre.

Mi abuelo se llamaba Dionisio Escarabajal, y era brigada de marina. Como la paga no daba para alimentar a su extensa familia, montó en el patio de la casa familiar en Santa Lucía un molino de áridos, donde trituraba y vendía la cal cocida y la láguena, material autóctono que sirve para impermeabilizar tejados. Amplió el negocio con la venta de materiales de construcción, lo que hizo que se ganara la enemiga de sus competidores apodados ‘Los Serenos’, que eran los chulos del barrio. 

Más allá de eso, mi abuelo era profundamente monárquico y Los Serenos eran de izquierdas. Cuenta la historia familiar que mi tío Pepe se hizo del Partido Comunista para proteger a su padre de la inquina de Los Serenos en la Guerra Civil. Lo consiguió, pero le costó el exilio, que por otra parte le fue altamente beneficioso porque acabó trabajando en la fábrica de Citroën en Francia.

Mi padre era el menor de los siete hermanos, pero el más emprendedor. Asumió el negocio familiar y montó un amplio almacén en los Jardinillos. Mis días de infancia están llenos de revolcones en la arena y de duchas frecuentes para quitarme el polvillo de los sacos de cemento. El negocio de mi padre medró y se diversificó en aquellos años sesenta de frenético crecimiento. 

Yo heredé gran parte de sus clientes, promotores inmobiliarios que compraban sus prefabricados de hormigón, cuando monté mi propia empresa de publicidad, de la que ahora mi hijo Dionisio Escarabajal es el director y administrador. Será con seguridad el último Dionisio Escarabajal, aunque confío que la saga familiar de emprendedores no acabe en él.

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