La balanza inmóvil

Libre pensador

No tengo más remedio que alabar la libertad de expresión en este país, que tendrá muchos defectos, pero lo que es permitir que cada uno diga lo que le dé la gana en cada coyuntura política, es indiscutible

Santos Cerdán y Pedro Sánchez junto con la portavoz y el senador de EH Bildu, Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta.

Santos Cerdán y Pedro Sánchez junto con la portavoz y el senador de EH Bildu, Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta. / EFE/ J.P.GANDUL

Hoy, Día Mundial de la Libertad de Pensamiento, nacido para reafirmar y apoyar la diversidad de opiniones y el derecho a la libertad de expresión sin hostigamiento a los pensamientos, opiniones y creencias de las personas, como base de una sociedad moderna, no tengo más remedio que alabar la libertad de expresión en este país, que tendrá muchos defectos, pero lo que es permitir que cada uno diga lo que le dé la gana en cada coyuntura política, es indiscutible. Aunque sea decir lo contrario de lo dicho anteriormente. La libertad de pensamiento, de expresión, o de cambiar de opinión según convenga, es sagrada. Por eso, los mismos que decían una y otra vez que nunca habrá amnistía, ni que jamás pactarían con Bildu, ahora son Diego. «Se lo repito otra vez, ya llevo tres veces que se lo he dicho en esta entrevista», decía Sánchez a un periodista no hace mucho: «¡Nunca pactaré con Bildu!». Ay, qué libertad de expresión tan bonita. La foto del otro día, sonriendo con los mismos que no hace mucho asesinaban políticos, guardias civiles, policías, jueces, fiscales y a la sociedad en general, ahora son los que se sientan en un sofá de la Moncloa para poner sus condiciones a la misma sociedad que maltrataron. Si la brecha de la Porta Pía, en Roma, donde las fuerzas patrióticas vencieron al imperio francés que apoyaba al Vaticano, levantara la cabeza, se irían también escandalizados por uno de los puentes de Roma, si no se tiraban directamente al Tíber.

Y nótese si hay libertad de pensamiento que hasta una vicepresidenta -ojito derecho del presidente- dice que los ricos están construyendo ‘cohetes/as’ para huir de nuestro planeta cuando sea destruido, o invadido por los simios, o por los tecnócratas. Y no pasa nada, ahí sigue mandando y pidiendo una amnistía y una independencia para Cataluña. Al igual que el ciudadano ejemplar Puigdemont, que nos hace el favor de organizarnos nuestro futuro, siempre que nosotros demos cobertura a sus propios intereses. Vivir unos cuantos a costa de la mayoría también es libertad de pensamiento. Lo malo viene con los que amparan esa hipocresía y cinismo, dándoles cobertura, no por crédulos, sino porque les interesa para seguir sentados en el sillón. Yo ya estoy ahorrando, no para comprar un billete en ese cohete/a, ni tampoco para comprar aceite de oliva en Dublín, que está más barato que en España (lógico, porque allí están a tope de olivos, o de oliveras, como decimos en nuestra Región, y no como en Andalucía), sino para poder pagar todo el dinero que debemos a Cataluña, millones de euros.

Menos mal que la amnistía va a poner las cosas en su sitio. Va a devolver la paz a ese maltratado país. A los injustamente condenados por el procés se les va a pedir públicamente perdón. A quién se le ocurre aplicar el Código Penal, cuando lo que había que ejercer era la comprensión y la benevolencia. Aquellos jueces y fiscales que se dejaron parte de su vida en ese juicio no supieron leer entre líneas, y no llegaron a entender el trasfondo de todo ello, que no era más que dejar que unos cuantos nos digan a los demás que es lo legal. No hubo delito alguno. Lo que quisieron los sediciosos fue la construcción de una nueva era para España, y que se les pague una deuda histórica para con los catalanes, que para eso han contribuido a la historia de España, y no como los reinos castellanos, asturleoneses, navarros o aragoneses. Los independentistas catalanes son la historia viva del poder en la época gloriosa de España. Ay, jueces sin preparar y sin sensibilidad para apreciar que lo que dice la Constitución y el Código Penal es papel mojado. Afortunadamente, esos errores judiciales van a ser prontamente corregidos por el poder político, amnistiando a los injustamente condenados por atentar contra las dos más importantes leyes de un país: la Constitución y el Código Penal. Pero lo que no creo es que la finalidad de Sánchez sea la de proclamarse presidente de una tercera república en España, como circula malintencionadamente por las redes sociales. No lo creo, porque ni es vanidoso, ni ambicioso. Todo lo hace por el diálogo y la concordia entre todos los españoles. 

Enhorabuena, presi, lo está consiguiendo. Eso sí, gracias por esta libertad de pensamiento.

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