Pasado de rosca

Ruido o silencio, he aquí el dilema

'La orilla de los Artigas', nueva novela de Bernar Freiría.

'La orilla de los Artigas', nueva novela de Bernar Freiría.

Bernar Freiría

Bernar Freiría

Ver publicado un libro cuya escritura ha ocupado una buena parte de tus días durante varios años es siempre un momento especial. Ves al fin plasmados en un objeto material, el libro, tus sueños, imaginaciones, deseos, zozobras y esfuerzos. 

En los tiempos que corren implica, además, el momento de salir al encuentro de tus lectores. Todos los que nos dedicamos a este solitario oficio de juntar palabras tenemos un grupo de lectores, generalmente reducido, a los que les hemos pasado el manuscrito. Esos lectores son de nuestra entera confianza, confiamos en su criterio y en que van a ser sinceros en la valoración de nuestro trabajo. Las impresiones que ellos nos trasmiten ya son una primera salida al exterior de la obra y su opinión llega a nuestros oídos como un anticipo del eco que producirá. Pero es evidente que nunca se escribe solo para esos cinco o seis lectores de confianza, sino con la pretensión de que el fruto de nuestro trabajo llegue a mucha más gente. Y eso sucede una vez que la obra llega a las librerías.

Para escribir novelas probablemente es imprescindible vivir rodeado de un silencio que te permite inventar mundos y conversar con los personajes para saber qué sienten, piensan y quieren. Ese silencio necesario obliga a limitar la vida social y la logorrea.

Sin embargo, cuando sacas a la luz una novela estás deseando que llegue a todo el mundo. En ese sentido, las redes sociales nos dan lo que antaño no teníamos los escritores. Por un lado, amplían la comunicación exponencialmente y te llegan ecos que de otra manera nunca recibirías, incluidos los estentóreos, que de todo hay en las redes del Señor. Y, por otra parte, las redes te permiten darte a conocer ante un público lector al que de otra manera no llegarías.

Pero salir a las redes supone pasar del silencio creativo a la algarabía de la plaza pública, después de las horas y horas del esfuerzo solitario que exige una novela como la que acabo de sacar, de más de 400 páginas. No resulta fácil. Por un lado, todo acaba cansando, incluso el silencio, para aquellos que lo amamos por encima de todas las cosas. Y la promoción de una novela —entrevistas, publicaciones en redes, firmas de ejemplares, asistencia a clubes de lectura, peregrinación por distintos medios de comunicación, etcétera— puede resultar muy apetecible cuando se ha pasado largo tiempo del otro lado de la realidad, en la realidad silenciosa. Por otro lado, también puede producir cierto aturdimiento por la cantidad de ruido que hay en el exterior en esta época que nos ha tocado vivir.

El periodista y escritor estadounidense Dan Lyons acaba de publicar un libro que ha titulado Cállate. El poder de mantener la boca cerrada en un mundo de ruido incesante. Lyons era un adicto al ruido de las redes sociales y un parlanchín empedernido en su vida laboral y personal. De esos que te hacen una pregunta y antes de que la hayas contestado ya te han colocado su teoría, su anécdota, su experiencia. Consciente de su ‘ruidoadicción’, comenzó a estudiar por qué todo el mundo está dispuesto a colocarte su discurso antes de escuchar el tuyo. Uno de sus primeros consejos, que él mismo ha seguido, es abandonar las redes sociales para refugiarse en ese silencio que nos protegería de ser arrastrados por la época más ruidosa que en el mundo ha habido: la actual. Se recluyó, pues, en el silencio y escribió el documentado libro que hemos referido. Ahora ha vuelto a las redes sociales, a los medios de comunicación, a las entrevistas, a la firma de ejemplares, etcétera, porque el destino de un libro es ser leído por los demás y para que te lean tienes que hacer un poco de ruido, de lo contrario pasará desapercibido.

Así pues, aquí estamos, todos hemos venido a hablar de nuestro libro. Y a festejarlo en la Feria del Libro que se está celebrando estos días en Murcia.

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