La balanza inmóvil

Ética judicial

Menos mal que la libertad de expresión está más respetada en el ámbito judicial que en otros ámbitos. Si dices lo que piensan la mayoría de los españoles, incluidos muchos socialistas, te largan ‘en Redondo’ del partido. Eso dicen al menos las crónicas, porque el exnúmero uno de la UGT aún no sabe nada, según le dijo al valiente periodista Vicente Vallés. En la radio también los hay, como Luis del Val, que ha llegado a decir que con todo lo que está pasando en España, se avergüenza de ser español. No me extraña, y si no fuera porque España está por encima de unos y otros, yo también lo diría. Pero volvamos a esa ética judicial. Cuando se ataca directamente a los jueces, son estos los primeros que deben salir a la palestra y decir, ‘ojo, que esto lleva mal camino’, porque la independencia de poderes está en juego, y, en consecuencia, el Estado de Derecho. Si no, cómo se entiende que un presidente de gobierno indulte, y está por ver si amnistía también, y diga que el procés fue algo estrictamente político. Pues, evidentemente, no se pueden los jueces callar. Y por eso todas las asociaciones judiciales (menos Jueces para la Democracia, qué lástima) se han manifestado en contra de este dislate gubernamental. Critican esas asociaciones al presidente por cuestionar la vía judicial en el procés. Le recuerdan que fueron condenados por ser unos delincuentes y no por cuestiones políticas. Algo que es tan evidente que no entiendo la actual ‘coherencia’ de aquel, cuando siempre dijo lo contrario a lo que ahora sostiene. Que cambiar de opinión es de sabios, sí, pero hacerlo por interés personal, no lo es. Eso se llama otra cosa, como ansia de poder.

Esta es, pues, la libertad de expresión que tanto ha costado ganarse en este país y que es base de toda democracia. Si no, que se lo digan a los censurados en la época franquista, que no podían decir más que «viva España una, grande y libre». Decían las malas lenguas que era ‘una’ porque si hubiera otra ya se habrían ido todos los españoles; ‘grande’, porque caben españoles y americanos; y ‘libre’ para decir «arriba Franco». Ya pasó esa oscura etapa para la libertad, y ahora se puede decir y escribir de todo. Sin embargo, los jueces no deben ir a mítines y manifestaciones políticas, ha dicho la Comisión de Ética Judicial en su resolución del pasado 20 de este mes. Totalmente de acuerdo con esta resolución, donde se señala que la asistencia de un juez a un mítin político provocaría desconfianza en la Justicia y en el funcionamiento de los órganos judiciales. Es lo de la mujer del César. Pero digo yo, no sería también bueno que, para evitar esa desconfianza, no se eligieran los miembros del poder judicial por los partidos políticos, y lo que es peor, que elijan también a magistrados del Constitucional. Y es que si la amnistía se promulga, y llega a ese Tribunal, la mujer del Cesar también podría aplicarse a este caso, porque si la mayoría es de izquierdas, y la ley la aprueban las izquierdas, el pueblo se va a mosquear.

La Comisión de Ética Judicial, pues, aconseja que los jueces no acudan a mítines políticos. Y en cuanto a las manifestaciones, deben sopesar, previamente, cuál sería la percepción pública para evitar una desconfianza de la sociedad en el Poder Judicial, lo que debe llevarles -dice esa resolución- a actuar con moderación y prudencia. No obstante, distingue entre las manifestaciones convocadas con ocasión de amenazas a la democracia, al Estado de Derecho, a las libertades fundamentales, y en defensa de las mismas, alejadas de la lucha partidista, que merecen un juicio ético positivo, de aquellas otras en las que la participación de los jueces resulta desaconsejable. Es decir, es negativa, cuando hay casos pendientes de la justicia, o que puedan llegar a los tribunales, o si puede aparentar que el juez toma una posición política, apoyo a una causa particular inapropiada, o cuando la sociedad pueda desconfiar del juez. Y finalmente, cuando pueda haber una colisión con las funciones judiciales.

A mí no me van a coger en ningún renuncio, porque ni voy a mítines ni a manifestaciones. Eso sí, demos también ética a la forma de nombrar a los miembros antes dichos.

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