Lo veo así

Del reformismo al conservadurismo radical

Triste, y vergonzosamente también, así se nos muestran algunos de nuestros políticos: poseedores de una enorme capacidad de adaptación al medio

Alberto Garre.

Alberto Garre. / Juan Carlos Caval

Pity Alarcón

Pity Alarcón

Para expresar una traición inesperada hay una frase latina, supuestamente pronunciada por Julio César en el momento de ser asesinado. Algo así como «¿También tú, Bruto?».

Bueno, realmente no hay certeza de que César dijera algo en el momento de su muerte. Suetonio y Plutarco indicaron que fue ultimado sin pronunciar palabra, aunque Suetonio menciona que ciertas personas afirmaron que César había dicho, literalmente «¿También tú, hijo?», al ver a Marco Junio Bruto, quien pasaba por ser su hijo, entre los conspiradores.

Pues bien, no me pregunten los motivos (la mente es inescrutable) por los cuales me ha venido esta expresión a la cabeza al ver en La Opinión, el pasado miércoles, la foto «contra las violencias» (así rezaba el letrero) con algunos diputados de la Asamblea Regional. Foto que denunciaba lo que Vox viene negando con contumacia, con sus palabras y sus gestos, como el de negarse a figurar al lado de estas pancartas de denuncia de la violencia machista cuando estos minutos de silencio se llevan a cabo en ayuntamientos y parlamentos donde ellos tienen representación. Es decir, asisten, pero raro. Que digo yo que sería mucho más coherente no aparecer por estos actos, pero pretender esto en política es pedir mucho.

Pues bien, pasmada me quedé al ver que en esa fotografía, de los que no estaban con la pancarta, se encontraba también el expresidente de la Comunidad y actual diputado regional, por Vox, Alberto Garre, rodeado de sus jóvenes compañeros de partido que, por eso de la juventud, andan despistados con lo de la violencia machista y creen firmemente en eso de la ‘violencia intrafamiliar’. Pero Garre sabe que las cosas son de otra manera, porque tiene algunos años más. Tantos, que le dio tiempo a estar en el PP durante treinta años, habiendo conseguido durante ese tiempo las más altas metas: desde concejal de su pueblo y portavoz de su grupo en el ayuntamiento hasta diputado en la Asamblea Regional, para más tarde ser elegido diputado al Congreso de los Diputados durante dos legislaturas, para en 2011, retornar a la política regional; de nuevo como diputado en la Asamblea, a la vez que en 2012 era nombrado presidente del Comité de derechos y garantías del Partido Popular de la Región.

Pero alcanzó el máximo esplendor cuando en 2014, tras producirse la renuncia de Ramón Luis Valcárcel a la presidencia de la Región de Murcia para incorporarse al Parlamento Europeo, el amado líder le señaló con su dedo mágico para decir solemnemente, ante la Junta Directiva Regional del Partido Popular, eso de «he aquí mi heredero». Así es que aplausos y Presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, en este caso, por la gracia de Valcárcel. Eso sí, tras el respaldo de la Asamblea Regional en el debate de investidura, porque las formas son las formas. Y todo bien hasta que el mismo dedo que lo puso lo quitó (así son las cosas), y en julio de 2015, y tras las elecciones autonómicas de mayo, fue relevado en la presidencia por Pedro Antonio Sánchez.

Así es que, emberrinchado como estaba, dejó su partido de toda la vida, el PP, para fundar, en abril de 2018, Somos Región, «un partido político regenerador, de centro social y reformista, al servicio de los intereses generales de los ciudadanos de la Región de Murcia, y de todos los españoles». Así mismo. Pero como quiera que el invento tuvo nulo éxito, se retiró de la política hasta que apareció, miren por donde, en las filas de Vox, olvidando aquello de «un partido regenerador, de centro social y reformista». Porque su foto, obviando la pancarta de la puerta de la Asamblea Regional, tiene poco de centro y de reformista, y mucho de conservadurismo radical.

Triste, y vergonzosamente también, así se nos muestran algunos de nuestros políticos: poseedores de una enorme capacidad de adaptación al medio.

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