Aire, más aire

Farmacia de guardia

Linimento de Sloan.

Linimento de Sloan.

Miguel López-Guzmán

Miguel López-Guzmán

Las edades del hombre resultan fáciles de analizar con algo tan simple como las visitas a una farmacia. Desde que se nace, hasta que se muere. Lejanas quedan ya aquellas farmacias en las que los licenciados elaboraban recetas y potingues en las históricas reboticas, auténticos centros de pensamiento político y social.

Con el paso de los años, uno va acudiendo con más frecuencia a surtirse de medicamentos en los establecimientos farmacéuticos. 

Registrar en la memoria de los padres primerizos, nos lleva a la búsqueda de la farmacia de guardia en noches cerradas, puestos de pijama y abrigo sobre los hombros para comprar un sacaleches, leche maternizada, pañales o un biberón.

En los días de infancia, acompañar a tu madre a la farmacia significaba que te obsequiara con unas pastillas Valda, Juanolas o una cajita de pastillas Bonald, mientras ella se hacía con el Vicks-Vaporub, la botella de calcio y cita con el mancebo-practicante que te pondría unas inyecciones de hígado de bacalao que te sacaran de canijo. 

En la adolescencia fuimos a por Mercromina y el Clearasil que nos eliminara el acné, y en la primeriza juventud, cuando los primeros amores, nos ruborizábamos al pedir en el mostrador unos preservativos.

De recién casados las visitas a la farmacia aumentaron considerablemente: remedios para el dolor de muelas, analgésicos, laxantes, Predictor, compresas, supositorios, vitaminas y algún que otro antibiótico.

En la madurez decadente conocimos al Tío de los Bigotes, que no era otro que el Linimento Sloan que aliviara los dolores de huesos. Bragueros para la punta de hernia, laxantes, Okal, Calmante Vitaminado y un sin fin de medicamentos enriquecieron el botiquín del hogar convirtiéndolo en un almacén de medicinas caducadas. 

Y después, las visitas a la farmacia se hacen obligadas. Las marcas se olvidan, todo se vuelve confuso en un cóctail diario de pastillas, jarabes y pócimas que nos acompañarán hasta el final de la vida.

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