A pijo sacao

Energía barata y agua desalada

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Si no lo habían hecho ya, más vale que los agricultores y la industria auxiliar de Murcia, Almería y Alicante, se vayan olvidando de los trasvases de agua entre cuencas. Con la que está cayendo en relación con las políticas ecológicas ligadas al cambio climático, cualquier cosa que implique alteración de los caudales naturales de cualquier cuenca hidrográfica se enfrenta a una oposición política insuperable. Los murcianos nos tenemos que acostumbrar a que los desembalses del Tajo deberían considerarse un plus para salvar el momento, pero sin continuidad. Ello, unido a los cada vez más frecuentes episodios de sequía, auguran un negro futuro para la agricultura basada en los regadíos. Tenemos la bendición del clima, pero la maldición de la falta de agua. 

Pero lo que parecía una tecnología despreciable por su coste y marginal por su contribución, la desalación, cada vez se parece más a una solución asumible y estable para el futuro. En vez de llorar por las esquinas y manifestarse por trasvases de fantasía, nuestros empresarios del campo, esos mismos que han ganado fortunas con los regadíos propiciados años pasados por el agua trasvasada, deberían aplicarse a impulsar ampliaciones de las desaladoras ya existentes, la construcción de otras nuevas y, sobre todo, a cambiar la fuente de energía que alimenta la voracidad de estos ingenios por energías renovables de bajo coste, como la solar y la eólica marina, esta última especialmente pertinente por la situación obligada de las desaladoras junto al mar.

A partir de ahí, y como excelentes emprendedores que han demostrado ser, nuestros aguerridos agricultores e industriales conserveros, deberían aplicarse a aumentar la productividad de sus cultivos, invirtiendo en sistemas de drones dotados con inteligencia artificial para optimizar las siembras, el riego y las cosechas, por ejemplo. No hay nada perdido en el campo murciano, y sí mucho por ganar.

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