Tribuna Libre

Seguimos por el Puente de los Peligros sin coches

Los carmelitanos no merecen este castigo de su nuevo alcalde, que en nada beneficia al resto de la ciudad, ni a los comerciantes, ni a los vecinos, ni a los visitantes del Barrio más castizo de la ciudad y del jardín público más antiguo de España

Puente de los Peligros hacia el barrio del Carmen.

Puente de los Peligros hacia el barrio del Carmen. / FRANCISCO PEÑARANDA

Joaquín Contreras

En mi último escrito en este medio me atreví a dejar patente el deseo de que todos los ciudadanos debemos colaborar a superar el ambiente postelectoral crispado en el que Murcia está sumida tras las elecciones del 28M, del que puedo asegurar, por las adhesiones recibidas, que ha resultado ser el sentir mayoritario de los vecinos que en este momento están defendiendo la restricción del tráfico privado por el emblemático Puente de Los Peligros de Murcia, a los que no mueve otro interés que la ciudad para el peatón que Murcia puede empezar a ser en la línea de la nueva corriente que está imponiéndose en toda Europa, la ‘Ciudad de los 15 minutos’, la ciudad amable para el peatón, lugar de servicios y de encuentro que se está erigiendo en el modelo más adecuado para ganar en calidad de vida, a pesar de las connotaciones y las necesidades diferentes de cada ciudad; modelo en el que el coche privado ha de ser relegado a un segundo término, en beneficio de un transporte público, que debería ser la primera medida a poner en marcha.

El propio Carlos Moreno, asesor de urbanismo de la alcaldesa de París, y creador de este movimiento, ya ha tenido que salir en las redes sociales para denunciar «lo que está pasando en España en los municipios de derecha-extrema derecha», de los que pone como ejemplo a Valladolid y su «regresión por la fobia a la bicicleta», del nuevo gobierno local PP/Vox, con supresiones de carriles bici para dar más sitio al coche, llevando el carril bici a la acera, reduciendo el espacio del peatón.

Las concentraciones en el Puente de los Peligros se mantendrán con la misma actitud pacífica que hasta ahora han tenido, porque su apertura nos parece una medida totalmente desafortunada, independientemente de las consecuencias que puedan tener con respecto a los fondos europeos que las financian. E independientemente de los calores rigurosos de este tórrido verano, hasta que la cordura se abra paso en el gobierno de La Glorieta, lo que lamentablemente aún no ha ocurrido.

La mayoría de escaños con los que cuenta el realcalde Ballesta le da, en teoría, suficiente autonomía para decidir medidas de gobierno sin la complicidad de la extrema derecha que Vox representa en la corporación, por más que su representante, Luis Gestoso, no tardara nada en autoadjudicarse el mérito de la apertura del Puente Viejo el pasado viernes, que, según él, se ha llevado a cabo por las presiones de su grupo municipal. No estamos en el caso de Valladolid, con un gobierno municipal PP/Vox, ni siquiera en la situación de López Miras, que está contando con la oposición de Vox mientras no consiga su pago en carteras de consejerías y en puestos en el Gobierno Regional. Sin embargo, Ballesta se está plegando a las consignas de la extrema derecha.

«De bien nacidos es ser agradecidos», dice el refrán, y Ballesta no quiere dejar de ser buen pagador. La apertura del Puente de los Peligros por parte del realcalde no es sino un pago a quien le ha hecho el trabajo sucio de quitarle de en medio al alcalde Serrano, gestor malhadado del Plan de Movilidad auspiciado por Europa, y, le pese a quien le pese, le ha rectificado el gesto mínimo de acercamiento a una peatonalización de tan emblemático puente, para satisfacción y reconocimiento de quienes hábilmente han capitaneado unas movilizaciones de seguimiento mínimo, pero ostensibles con una doble careta, de hipotéticos representantes de comerciantes hoy y representantes mañana, sin legitimidad alguna de vecinos, porque ninguna actividad de toma de opinión vecinal ha desarrollado sino lisa y llanamente de difusión de «su verdad incuestionable» ante los medios, camuflada bajo tan absurdo lema de «Cierran mi barrio», que no ha sido sino una estrategia de manipulación y engaño masivo, porque el acceso de los vehículos privados del centro de la ciudad al Barrio de El Carmen no se cerró en ningún caso, sino que se desvió de un Puente, el de Los Peligros, a otro, la Pasarela Miguel Caballero, a menos de cien metros de distancia.

Ballesta ha sido buen pagador de favores, pero no puede ignorar el daño que está causando a los vecinos de El Carmen, de lo que no puede ostentar justificación coherente alguna, ni evadir la responsabilidad que de tal medida pueda derivarse. Posibilitar una doble entrada de tráfico privado al Carmen por el Puente de los Peligros y por la Pasarela Miguel Caballero, convergiendo inevitablemente en la Calle Proclamación como única salida hacia el Sur, a través de la Calle Hernández del Águila y con sentidos de tráfico opuestos en esta vía, crea un efecto embudo que solo lo saben quienes lo están padeciendo: los sufridos vecinos de esta calle, con un nivel de ruidos y de respiración de los gases contaminantes de los coches que es realmente insufrible. Insufrible e injustificable, pues solo obedece a un pago de favor ilegítimo y a una ostentación de autoridad para que Murcia sepa quién manda en La Glorieta. Sin olvidar el laberinto que supone una travesía de la Plaza Camachos entre materiales y maquinaria de obra que bien podría producir o provocar accidentes de los que el alcalde Ballesta no podrá eludir su responsabilidad.

A tiempo está, Sr. Alcalde. Si se trataba de una prueba, la prueba hecha está, y su conclusión no puede ser otra que su no procedencia. Porque, por otra parte, los carmelitanos no merecen este castigo de su nuevo alcalde, que en nada beneficia al resto de la ciudad, ni a los comerciantes, ni a los vecinos, ni a los visitantes del Barrio más castizo de la ciudad y del jardín público más antiguo de España, con una nueva estación de ferrocarril de próxima inauguración que dará un nuevo valor a la ciudad.

Porque nadie puede olvidar que esta medida incide en el empeoramiento del nivel de polución del barrio más contaminado de Murcia, sin otro origen que los gases de los coches privados que utilizan esta vía para atravesar la ciudad, sin dejar a su paso por El Carmen nada más que sus gases tóxicos.

Y no es que lo digamos quienes estamos defendiendo el cierre del tráfico privado en el Puente Viejo. Un reciente estudio de la UCAM, que nadie podrá achacar a nuestras movilizaciones, detecta un elevado uso del vehículo privado en el ámbito metropolitano, mientras que constata un desapego al transporte público. El mismo estudio, del que son autores los titulares de la Cátedra de Movilidad de la UCAM, demuestra que ocho de cada diez murcianos son partidarios de aumentar las áreas peatonales urbanas aun a costa de privar al coche privado de la preferencia que hasta hoy ha tenido, el cual debe ceder espacio para el peatón. Los resultados del estudio denotan un uso elevado del coche en el área metropolitana, y dan prioridad a la mejora del transporte público, que debe mejorar frecuencias, nuevas líneas y conexiones; asimismo, plantea el apoyo a rutas saludables que potencien la movilidad personal, como carriles bici, zonas de bajas emisiones, en detrimento del uso del coche privado. Nada que ver con la propuesta de apertura de la circulación del coche privado por el Puente de los Peligros.

Los mayores déficits que pueden achacarse a la propuesta del gobierno municipal anterior deben ser los que la nueva corporación debería resolver, y creo que hay un consenso generalizado de que estos son los aparcamientos disuasorios fuera del área propiamente urbana, para que no tengan un efecto llamada, que debe evitarse, y la mejora del transporte público en todo el área metropolitana de la ciudad de Murcia. Y ninguna de ambas empresas conlleva la apertura del Puente Viejo.

Mientras tanto, los jueves nos vemos en el Puente de los Peligros.

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