El blog del funcionario

¡Agricultores!, veis por qué hay que pagar impuestos

Sería bueno que en los establecimientos donde cada día se celebran miles de charlas y mítines, hubiera carteles explicando que si queremos no dejar tirados a nuestros agricultores cuando la lluvia les jode la temporada, si queremos tener una sanidad pública sostenible y de calidad, hay que pagar impuestos

Daños en los cultivos de fruta de hueso de Caravaca de la Cruz.

Daños en los cultivos de fruta de hueso de Caravaca de la Cruz. / Enrique Soler

Miguel H. Valverde

Miguel H. Valverde

El mundo empresarial jamás reparte beneficios con la sociedad, como por ejemplo cuando les hemos pagado millones de euros en la especulación del aceite de girasol, o ahora pagando el combustible a un euro y medio cuando el barril de petróleo sigue por debajo de los 77 dólares, pero cuando surge algún problema que perjudica sus intereses empresariales, no se tarda ni un minuto en presentarse en el campo de melocotones o melonar el consejero competente en agricultura para exigir al Estado ayudas públicas para paliar las pérdidas.

No hay sector empresarial que no mire a las arcas públicas pidiendo subvenciones cuando el viento no viene de cola, más aún, la agricultura en particular espera cada año las ayudas públicas de la Unión Europea (PAC) como agua de mayo.

Y hemos normalizado que las pérdidas por la crisis, por el cambio climático (pedrisco, lluvias torrenciales, etc.) sean socializadas. Es entonces, por cierto, cuando el término socializar ya no es peyorativo para muchos empresarios, e incluso vemos como normal que el ‘Papá Estado’ se rasque los bolsillos para ‘darles’ dinero a los empresarios que han sufrido las consecuencias del cambio climático.

Y me parece bien, muy bien, que cuando te vienen las hostias en forma de granizo o por una pandemia, ahí esté ‘el primo de Zumosol’ para proteger a nuestros empresarios. Pero muchas veces son los mismos los que piden rebajar impuestos, que no dudan en poner sus costosos y exquisitos servicios jurídicos en marcha para llevar al Estado ante los tribunales de justicia por considerar que pagar un impuesto sobre los estratosféricos beneficios que están obteniendo (Banca, Petroleras, Energéticas, Farmacéuticas, etc.), los mismos que en la barra de un bar se quejan de que les han cobrado el IVA en el taller, o que la declaración de Hacienda les ha salido a pagar.

Son los mismos que cuando aparece la palabra cáncer en su entorno, cuando una madrugada tu hijo o pareja urge llevarlo a urgencias, quieren tener traumatólogos, pediatras, cirujanos, urólogos, enfermeras, celadores, auxiliares, técnicos de laboratorio y de rayos en la misma puerta a cualquier hora del día o la noche. Los mismos que cuando han recibido diez sesiones de quimioterapia y veinte de radioterapia, y se van cada vez más afortunadamente curados, no se paran a pensar que nadie les pidió un euro por tratamientos que cuestan un riñón, nunca mejor dicho. Son los mismos que en septiembre hay un colegio público a la espera de recibir a sus hijos, o que tenemos a miles de trabajadores, mujeres esencialmente, cuidando a los más necesitados en residencias o en centros ocupacionales.

Sería bueno que en los colegios e institutos, en los medios de comunicación, en los polígonos industriales y en los establecimientos donde cada día se celebran miles de charlas y mítines, de conferencias informales, los bares, hubiera carteles explicando que si queremos no dejar tirados a nuestros agricultores cuando la lluvia les jode la temporada, si queremos tener una sanidad pública sostenible y de calidad, si queremos tener colegios con medios y que los más necesitados tengan personal y equipamiento necesarios, hay que pagar impuestos, y es que se nos olvida que España sigue teniendo una de las presiones fiscales más bajas de Europa.

No olvidemos que Francia, tiene un 47,4% con respecto a su PIB, seguido de Dinamarca, con el 46,9% y Bélgica, con el 45,9%. España se situó por debajo de la media europea, con el 35,4% sobre el PIB, la misma presión fiscal que en 2018.

Suscríbete para seguir leyendo