La jornada de reflexión es un anacronismo que solo sirve para que los políticos descansen de la campaña electoral el día antes de la cita con las urnas y se hagan entrevistas monas en casa leyendo y jugando con el perrito. Una cosa entrañable, claro que sí, pero poco relevante a la hora de definir el sentido del voto de los indecisos, que en Murcia, por cierto, son multitud. Salvo algún escándalo mediático que involucre a los protagonistas de las elecciones, cosa nada previsible porque los políticos son muy cuidadosos cuando se acerca la fecha crítica, los electores venimos ya reflexionados de casa y no necesitamos esa jornada para aclararnos las ideas. Entre otras cosas porque si estudiamos seriamente a los candidatos y sus propuestas las urnas se quedarían medio vacías, y eso es algo que una democracia consolidada como la nuestra no se puede permitir.
