Mamá está que se sale

El valor del voto útil

Elena Pajares

Elena Pajares

No he podido resistirme a hacer un sondeo con las elecciones. Por suerte, el domingo terminaremos con el suplicio de los saraos electorales por todas partes. Soy consciente de su relevancia y de la obligación que tenemos de elegir a nuestros representantes, blablablá y todo eso, que me repito a mí misma para quejarme con fundamento si no ganan los míos. O para quejarme de los míos, si salen pero no se hace lo que yo esperaba. Pero reconozco que cada vez me llama menos, y que votaré algo, por eso que te digo, de no arrepentirme después.

Como estoy tan despegada, ya no pienso en mi voto como si fuera una carta de amor dirigida al candidato. He visto que no hay diferencias tan notables entre las gestiones de los unos y de los otros. Quizá sean las personas las que marcan la diferencia, y no tanto los partidos. Ya ves que hay gente que va de un partido a otro. Los partidos tienen eslóganes que usan como un mantra dirigido a su público, pero a la hora de la verdad, seamos sinceros, todos hacen lo mismo: ir a lo fácil. Los grandes problemas no los van a solucionar.

Reconóceme que esto se ha convertido en un circo. Los últimos coletazos en forma de compra de votos le han dado un toque casi esperpéntico. Y para espectáculo, el que dio la de Podemos en la tele. Un ejemplo de persona dialogante y sobre todo, respetuosa con las resoluciones judiciales. Imagínatela gobernando.

De los que he preguntado, están los del voto útil a izquierda y a derecha, y luego los que votan por lo suyo

Los del voto útil, unos quieren que se quede Pedro Sánchez, y otros quieren echar a Pedro Sánchez. Es curioso porque las elecciones son autonómicas y locales, pero básicamente se resume así. Cada uno cree que los del otro lado encarnan lo peor, y que los suyos lo van a hacer divino.

Pero los que me han sorprendido han sido los que están decididos por lo suyo, aunque el voto no tenga utilidad. No van al voto útil, aunque parezca la opción ganadora, porque, entonces, estarían dejando de apostar por lo suyo.

Lo cierto es que la economía, que nos preocupa a todos, mira a ver, no es un tema de apretar un botón, ni de elegir quién maneja mejor los cuartos. Es más bien una cuestión de ciclos, enmarcada dentro de un ámbito político del que tampoco es tan fácil salirnos. Y no va a cambiar porque cambiemos de gobierno. Ojalá. Está todo hecho un solar, y sólo tienes que ver el ambiente social en los países de nuestro entorno.

Entonces, ¿por qué votan lo suyo, los que no votan al voto útil? Pues la respuesta es muy simple: por no condenar a la irrelevancia las cuestiones que ellos sí consideran importantes. Con el voto útil, aunque haya riada de concejales, lo que triunfa es ese partido del voto útil. Quien quiere que su ideología sea visible, solo puede hacerlo votándola. Aunque saque un voto. Puede ser que no sea útil en el sentido de que no se transforme en concejal. Pero el voto en sí no se pierde.

Esa ha sido la estrategia siempre de los catalanes y vascos, no renunciar a lo suyo, aunque no saquen diputados. Ellos esperan, y en algún momento, que de lo suyo se hablará. Hay temporadas que no son llave de gobierno, pero todo el mundo sabe cuál es su moneda y qué quieren a cambio. ¿Qué relevancia tiene el pueblo de Lasarte, por decir uno? En política nacional, ninguna. Pero sus paisanos votan por Lasarte una y otra vez, y al final Lasarte está encima de la mesa. Es cuestión de preguntarte si lo tuyo es importante, y si lo es, votarlo, y hacer como en Lasarte, que tu voto tenga la utilidad de que tu opinión se vea, y no para que el otro partido saque un concejal. La única forma de que tu opinión no desaparezca ni se pierda.

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