El prisma

Debatir hasta sangrar

Pablo Molina

Pablo Molina

Una manera efectiva de ejercer el derecho democrático al voto y que la decisión adoptada adquiera la mayor eficacia es votar en contra del partido que no quieres que gobierne. Es decir, se trata de votar no al partido que más te gusta, sino al que más puede dañar las posibilidades de que gane el que te produce un mayor rechazo.

Naturalmente están los militantes de los partidos, los familiares de los candidatos y los hooligans que entienden los procesos electorales como una cuestión de honor. Esos votarían a sus siglas aunque llevaran a una cabra de cabeza de lista. Y hacen muy bien, porque el voto es suyo y su decisión soberana.

Los demás deberíamos votar bajo la premisa antes indicada y, lo que es más importante, nunca, bajo ningún concepto, a un candidato que produzca vergüenza ajena.