Pasado de rosca

Una propuesta indecente

Bernar Freiría

Bernar Freiría

Voy a hacerle desde aquí una propuesta desinteresada al Partido Popular de cara a las inminentes elecciones locales y autonómicas de mayo: como el PP anda sobrado de cuadros dirigentes, debería exportar ese excedente a Vox. Aún descontados todos los que arrastran estigmas de la Gürtel, más los que han resultado contaminados con la proximidad del señor Rajoy, defenestrado por vía de la moción de censura y por tanto, perdedor, más los demasiados afectos al señor Casado, como nuestro querido Teodoro, al PP le sobran militantes cualificados y sobradamente preparados como para exportar.

Los dirigentes del partido han comprendido que necesitarán de las alianzas con el partido de extrema derecha en las municipales y autonómicas de mayo para levantar el vuelo que necesitan para que Feijóo aterrice triunfalmente en La Moncloa. Porque hasta ahora el vuelo del gallego es más bien de gallinácea. Vox, por su parte, consciente de que los Populares van a necesitarlos en muchas localidades y autonomías, va a elevar el precio del pacto. En nuestra Región de Murcia, desde luego la lucha entre PP y Vox puede ser enconada y el reciente fichaje de Garre por Vox puede añadir más hierro al asunto. Otra cosa es cómo encaje el señor Garre, de acrisolada vocación regionalista, en una estructura tan centralista como Vox, vale decir Santiago Abascal. Las diferencias ideológicas las damos por amortizadas. A ver cuando la ideología ha sido un obstáculo para la genuina vocación política de estar en la pomada.

Todo apunta a una negociación a cara de perro, no van a ponerle las cosas fáciles al PP. A diferencia de Vox, el PP se ve como posible ganador de las próximas elecciones generales, siempre que consiga unos buenos resultados en las municipales y autonómicas de mayo. Pero en el PP temen, con motivo, que Vox les coloque a muchos García-Gallardos, lo que acarrearía desparramos cada poco como suele traer el vicepresidente de Castilla-León con sus ocurrencias. Por eso, en el PP ya han anunciado que va a ser la dirección nacional del partido la que controle cada una de las alianzas, con la vista puesta en filtrar las asociaciones con candidatos pintorescos que pudieran lastrar el resultado de las generales. A fin de cuentas, entre unas y otras elecciones media tiempo suficiente para que salte alguna liebre.

Pero, por otra parte, habida cuenta de que en Vox milita lo más cabreado de cada casa, los temores del PP están bastante bien fundamentados. Y por ahí va la propuesta, espero que no llegue demasiado tarde. El PP debería colocar unos cuantos cuadros de esos que le sobran para que, afiliados a Vox, los incluyeran en las listas y evitar así comportamientos erráticos perjudiciales en donde se forme la coalición PP/Vox. Además, eso evitaría también que los barones territoriales se sintieran tutelados en sus alianzas, que ya se sabe que los barones territoriales de los partidos tienen la piel muy fina y se escuecen fácilmente cuando se sienten teledirigidos desde Madrid.

No es desdeñable otro efecto colateral que esta medida tendría. Ya se sabe que los partidos políticos son la agencia de colocación más eficaz de nuestro país. Como también es sabido que muchos son los postulantes a carguito y pocos los elegidos. De esta manera el PP ampliaría su eficacia colocadora y la lista de los que podrían conseguir un carguito, que eso gusta mucho a la militancia cualificada. No olvidemos aquella confesión registrada en una grabación judicial del caso Naseiro en la que un tal Vicente Sanz, a la sazón secretario general del PP de Valencia, proclamaba: «estoy en política para forrarme».

Así las cosas, el PP se encuentra entre la Escila de conseguir el mayor poder territorial posible con el concurso de Vox y la Caribdis de que como consecuencia indeseable eso pueda lastrar las posibilidades de Feijóo de hacerse con la presidencia del Gobierno central.

Ahora que caigo, también podría hacer extensiva mi propuesta al PSOE con relación a UP. Claro que en distinta medida, porque el PSOE ha apostado todo a la carta de Sumar, dado que Yolanda Díaz va a restar muchos menos votos que el dúo de la bencina que forman Ione Belarra e Irene Montero, mucho más incendiarias que la gallega. Hay aquí un riesgo, porque Sumar no se presenta a las elecciones de mayo y, sin una meta volante que coronar antes del zafarrancho general de las legislativas de final de año —si no hay adelanto electoral que las acerque—, confiar únicamente en la incógnita del puesto que ocupará Sumar en la llegada a meta es un salto sin red. No obstante, yo que Sánchez exploraría la propuesta. Tiene más tiempo por delante.

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