Tiempo y vida

El arte rupestre, un frágil patrimonio

Miguel Ángel Mateo Saura

Si nos detenemos por un momento a pensar que las manifestaciones de arte rupestre prehistórico más antiguo sobrepasan los 40.000 años, sin duda nos parecerá milagroso que se hayan conservado hasta hoy.

A lo largo de este extenso periodo de tiempo, el arte rupestre ha estado sometido a numerosas amenazas de origen natural, cuya acción continuada ha ocasionado en muchos yacimientos un irreparable proceso de degradación, ante el que poco podemos hacer en la mayoría de los casos.

A veces, el agua que se filtra por la roca provoca escorrentías que van cargadas de cal, que se acumula sobre las pinturas creando un velo blanquecino que las oculta. Los cambios bruscos de temperatura a los que se somete la piedra hacen que esta se fracture y se desprenda de la pared a modo de finas láminas. En ocasiones, es la misma pintura la que, por factores variados, entre ellos esas variaciones de temperatura, pierde su adherencia, lo que produce desconchados en las figuras. También es habitual que el polvo se deposite sobre la superficie irregular de la pared rocosa, creando una película de suciedad que tapa las representaciones. Y en otros casos, frecuentes, es la proliferación de microorganismos como líquenes y hongos la que genera una costra grisácea que las llega a cubrir por completo. Así las cosas, sospechamos que solo la acción de estos agentes naturales de deterioro ha sido la causa de que un alto porcentaje de pinturas no se haya conservado.

El arte rupestre,  un frágil patrimonio

El arte rupestre, un frágil patrimonio

La Ley de Patrimonio Histórico Español (Ley 16/85) concede al arte rupestre la máxima protección legal al declararlo Bien de Interés Cultural (BIC). Pero la Ley va más allá y considera que la defensa del Patrimonio no debe realizarse a través de normas que prohíban determinadas acciones o limiten ciertos usos. Más bien al contrario, su defensa se debe favorecer a partir de medidas que estimulen la conservación y, a la vez, permitan su disfrute: «Todas las medidas de protección y fomento que la Ley establece solo cobran sentido si al final conducen a que un número cada vez mayor de ciudadanos puedan contemplar y disfrutar las obras que son herencia de la capacidad colectiva de un pueblo».

Pero, llegados a este punto, debemos reconocer que, si bien la acción de los procesos naturales ha sido importante en el deterioro de las pinturas rupestres, el ser humano puede llegar a convertirse en la mayor amenaza para la pervivencia del arte rupestre. Unas veces, las malas prácticas son consecuencia del desconocimiento, pero otras muchas, y es triste admitirlo, son intencionadas, hasta el punto de que es difícil encontrar un yacimiento en el que no hayamos dejado una huella negativa. En la Región de Murcia hemos conocido casos paradigmáticos, como el arrancamiento de una figura en el abrigo de la Fuente del Sabuco poco tiempo después de su descubrimiento en 1967, las pintadas con rotulador y los golpes con piedras en las pinturas del Barranco de los Grajos en 1995, o la mutilación de una figura humana en el conjunto de Cañaica del Calar en torno a 1998. Y, por desgracia, no son casos excepcionales.

El arte rupestre,  un frágil patrimonio

El arte rupestre, un frágil patrimonio

Todo ello ha obligado desde antiguo a la adopción de medidas físicas de protección de los yacimientos, generalmente por medio de enrejados metálicos que limitan el acceso. Pero, en ningún caso, esta medida puede llegar a avalar su completa protección.

La Ley reconoce nuestro derecho a disfrutar del arte rupestre, pero ese derecho debe llevar implícito nuestro firme compromiso en favor de su salvaguarda. Estamos convencidos de que mucho más efectivas que las vallas de metal, las multas económicas o las penas de cárcel que contempla la Ley, serán nuestra concienciación acerca de su valor y nuestro compromiso personal los que contribuyan a garantizar su conservación.

Una sociedad madura es aquella que defiende y protege sus valores, y el arte prehistórico, dentro de nuestro Patrimonio Cultural, es uno de los más destacados.

En el próximo capítulo de nuestro viaje abordaremos el inicio de la investigación en el municipio que, a día de hoy, cuenta con el mayor número de yacimientos de arte rupestre en la Región de Murcia, y conoceremos a quien lo protagonizó.

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