De vuelta

Buena gente

Santiago Delgado

Santiago Delgado

El jefe de la oposición ha cometido un torpe desliz dialéctico al pronunciar la frase del título. Pero el desliz dialéctico lo es sólo estratégicamente. Ontológicamente, es una verdad perfecta. La política de Sánchez tiene dos objetivos: molestar a la buena gente y favorecer su reelección, desde que inició la legislatura. Caricaturescamente, el gabinete de consignas de Moncloa ha ordenado fustigar a la oposición con ese soniquete, haciendo creer que por buena gente se entiende el colectivo de burgueses que van a misa y tienen un negocio que les da para levantarse a las once. Y otras apreciaciones despectivas desde su punto de vista bolivariano.

¿Qué entendemos por buena gente? Se lo contesta Machado, buena gente en el buen sentido de la palabra buena: «Son buenas gentes que viven, / laboran, pasan y sueñan, / y en un día como tantos, / descansan bajo la tierra». Y no les cito el total del poema. Buenas gentes son los que no intentan imponer su ideología y maneras de vivir a los demás. Usted, Sánchez y sobre todo sus ministras, sí persiguen ese objetivo.

Pero como yo me formé en el Estructuralismo, fundamentalmente lingüístico, aprendí que los elementos de un todo se significan más por lo que no son, y si son los demás elementos, que por lo que pudieran ellos, por sí mismos, significar. Es decir, se define mejor a las cosas, con más eficacia, señalando lo que dejan de ser. Y así, Sánchez no es usted buena gente porque se atrevió a sacar una urna con los votos ya dentro, en los tiempos en que se votaba libremente en el partido ahora de su propiedad. No es usted buena gente porque decide el gasto de su Gobierno en función de la permanencia en el poder. No es usted buena gente porque ha convertido en órganos gubernamentales lo que debieran ser órganos independientes del Estado. No es usted buena gente porque considera que ser independiente es una forma de ser de derechas, negando la diversidad ideológica, base de la democracia. No es usted buena gente porque no cesa a su ministra de Igualdad, que hace leyes que liberan a violadores convictos y confesos, dando muestras así de que es rehén de la minoría de su Gobierno de coalición. Y no es usted buena gente porque es también rehén manifiesto del rey de Marruecos, que le ordena política exterior lesiva para España. No es usted buena gente porque abusa del Falcon oficial, gastando y polucionando, tan sólo para calmar su descomunal ego. Y, en fin, no es usted buena gente porque tirotea las penas de malversación, y elimina la sedición, garante de la unidad del Estado; es decir, de España.

Buenas gentes somos los votantes que le vamos a desalojar de La Moncloa. Si sus amigos de Indra y Correos se portan como buena gente, por una vez en su vida.

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