La Opinión de Murcia

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Santiago Delgado

De vuelta

Santiago Delgado

El club de los malversadores buenos

Pasmao, se quedaba Afonso Guerra de la impunidad que los neodemócratas del 78 sentían acerca de sus pecados recién pasados, cometidos en el Régimen –así llamado– anterior, y que con total inocencia pretendían darles continuidad en la democracia. No importa señalar cuáles eran aquellos vicios y dolos. Lo que importa es la calificación de don Alfonso, que era muy devoto de Machado y el teatro áureo, y eso. O sea que cuando don Alfonso bautizaba hechos y decires, sentaba cátedra.

Bueno, pues pasmaos nos hemos quedado todos, en la derecha sociológica, por causa del argumento, que se pretende legal, para exonerar a Griñán, el Apandador de los Eres en Andalucía, según el Supremo ha sentenciado ya, de su condena a seis años. O sea que no hay que anteponerle el mote de supuesto para señalarlo como culpable.

Bueno, pues el tal argumento es que no ha malversado para provecho propio. Inaudito y pasmoso. Por eso nos pasma. El código no discierne finalidades de la malversación. El pueblo, los contribuyentes, se quedaron sin casi 700 millones de euros. Y los gozó, sobre todo, el fidelísimo millitariado socialista; más poco o más mucho, cada cual. Entre ellos el propio Griñan, que se aseguró sueldazo de presidente durante los seis años que duró su reinado. O sea, si robo para los enchufados de mi partido, no hay malversación. Y punto. La malversación siempre es de los otros. Si la realidad dice que malversar es independiente de la finalidad que se le dé a la pastizara desviada, se cambia esa realidad, y se acabó. ¿Está claro? Y si alguien se queda pasmao de la caradura que tal pensamiento conlleva, señalado quede como facha y ultraderecha. El pasmo siempre es para la izquierda. La derecha no tiene opción legítima a pasmarse de nada de lo que haga la izquierda. Debe bajar la cabeza y dejar pasar a la malversación a lavarse la cara con un indulto que repare la insania de la sentencia del Supremo, que lo único que demuestra es que aún no es democrático ese tribunal. Es decir, no está alineado con las directrices del César Antonio. En ello está nuestro Señor del Falcon y Barón sempiterno de la Moncloa. Pero mientras no llega Cándido Pumpido, el Tezanos destinado al Supremo, y revisa la sentencia, indultemos a Griñán, que sufre las iras de la Justicia Facha, que se resiste a formar parte de la Progresía, que tiene su Vaticano en la Moncloa.

El verdadero pasmo es el de la izquierda, al ver que hay medios que no ceden sus informativos al Gran Hermano, que difunde la Verdad, única para todos. Con este indulto o reforma de la ley, quedará fundado el Club de los Malversadores Buenos, todos alineados a la derecha del Gran Padre Progre. A la izquierda, el resto de malversadores tradicionales, que arderán en los infiernos de las penas judiciales de trena, trullo y silencio.

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