La Opinión de Murcia

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La cara B

Una Lady Di de altura

Elizabeth Debicki como Diana de Gales en 'The Crown'.

Cuello de cisne, idéntica caída de ojos y aquella desgarbada elegancia. Cuesta ver a la actriz Elizabeth Debicki (París, 1990), caracterizada de Lady Di en la quinta temporada de la serie The Crown (Netflix), y no teletransportarse al papel couché de los 90. Resulta un calco de Diana de Gales, ya sea en traje de chaqueta o enfundada en aquel vestido de la venganza que Diana Spencer lució la misma noche de 1994 en la que el entonces príncipe Carlos confesó por televisión que le había sido infiel con Camila. Era negro sí, pero su escasa largura y voluptuoso escote advertía una actitud muy distinta al luto, dos años después de que la separación se oficializase.

Debicki se parece mucho más a Diana Spencer que otras actrices que antes de ella osaron interpretarla, como Naomi Watts o Kristen Stewart. Físicamente solo ha tenido que salvar el obstáculo de su tremenda altura, 1,90 centímetros, demasiado incluso para Lady Di, que medía 1,78. Que Debicki no se revelase como más alta que su partenaire en The Crown, el actor británico Dominic West (tan similar a Carlos de Inglaterra como un huevo a una castaña) ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza de los responsables de la serie en esta última temporada, la más vapuleada por la crítica.

Bailarina de ballet en el pasado al igual que sus padres, Debicki tiene un porte quizás no real, pero sí regio. «Mujeres tristes en barcos», sintetizaba el diario The Guardian a la hora de definir a los personajes que han marcado su carrera. En El Infiltrado surcaba aguas de Mallorca en un yate como apesadumbrada novia de un traficante de armas (Hugh Laurie). En Tenet también era la infeliz pareja de un oligarca (Kenneth Branagh), de nuevo a bordo de un superyate. «No crecí como el tipo de persona que iba en barco», se carcajea ella. Aunque ya en tierra firme, también la eligieron para el papel de Jordan Baker en El Gran Gastby, golfista y amiga de Daisy, la inasequible amada de Gastby (Leonardo DiCaprio). Y para dar la réplica sobre las tablas a dos grandes damas como Cate Blanchett e Isabelle Huppert en Las criadas, con la Compañía de Teatro de Sidney.

Nacida en 1990, momento histórico en que arranca la quinta temporada, y criada desde los cinco años en Melbourne, Debicki tuvo que documentarse a fondo ya en el mismo momento en que la eligieron para ser Lady Di, en 2020. También tomó buena nota de la actuación de su antecesora, Emma Corrin, que había dado vida a Diana de los 16 a los 28 años en The Crown. Pero fue el guion de Peter Morgan lo que acabó por marcarle el camino. Para dar vida a Lady Di en el último tramo de su existencia (de 1991 a 1997, con el annus horribilis de Isabel II, 1992, como epicentro), Debicki opta por mimetizarse con una de las mujeres más fotografiadas del siglo XX. La desolación de Diana ante el derrumbe de su matrimonio, tan reconocible, la desesperación que trasmite en el séptimo capítulo de la nueva temporada, en que huye sola en su coche por las calles de Londres, camuflándose de los paparazzis con una gorra de béisbol, como crónica de una muerte anunciada que se producirá en París.

¿No le abruma que ese nivel de atención pública recaiga ahora sobre ella? Debicki se encoge de hombros y tira de ascendencia australiana para decir que no da nada por hecho, ni siquiera tanta audiencia. Ella solo espera haber construido un personaje interesante.

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