Opinión | Tribuna libre

Juan Blázquez García

Las barbas del vecino

La pobreza y la salud mental se retroalimentan. En los riesgos psicosociales influyen de manera considerable, la precariedad o la suficiencia económica, que se obtiene a través de salarios que hagan posible mantener una vida digna, pudiendo acceder a la energía y los alimentos, sin tener que apartar de la cesta de la compra aquellos fundamentales como la carne, la leche o el pescado. Porque la salud laboral, además de garantizar un entorno seguro y saludable, ha de garantizar el estado emocional de los trabajadores.

Ser el primer país en consumo de ansiolíticos legales, estar trabajando en sectores sometidos a alta tensión, que además son precarios, altamente feminizados y pobremente remunerados influyen, decisivamente, en el bienestar de las personas y por ende de la sociedad. Si los trabajadores no cuentan con ese entorno adecuado, y correctamente remunerado, la sociedad está enferma y no podemos permitirnos que se incremente el lumpenproletariado. Persona trabajadora y pobre, es el futuro que observamos caso de no alcanzar un consenso adecuado que permita que el reparto de las cargas y la riqueza sean proporcionados. No podemos eliminar el ascensor social y volver a polarizar la sociedad entre unos cuantos con poder y dinero y otros que, simplemente, traten de subsistir.

Nuevas teorías de investigación histórica inciden en como las élites rechazan contribuir con el bienestar general, no siendo conscientes de que su situación privilegiada se corresponde con la existencia de un estado redistributivo, que consigue la equidad y la paz social. Porque el llamado estado de bienestar es el que les ha permitido vivir de una manera privilegiada y la destrucción del mismo será la suya propia. El sistema capitalista es un caníbal depredador, la lucha por acumular las riquezas en manos de unos cuantos, élites o corporaciones que concentran más poder que los gobierno representativos de ciudadanos, les hace creer que para ellos no es necesario ese «mantener el estado de bienestar», que en realidad aporta los elementos fundamentales para sostener sus privilegios: estabilidad, paz y seguridad. Todo eso está en juego. Y las clases trabajadoras tienen el derecho a vivir con dignidad, trabajar en un entorno igualmente seguro, y saludable.

Cuando nada se tiene que perder la razón deja de dirigir nuestras actuaciones. Por todo ello es imprescindible para mantener la paz social que exista la justicia salarial. CC OO es un sindicato de clase, que adopta actitudes razonables y está dispuesto a negociar, pero la intransigencia de las organizaciones empresariales nos obliga a manifestar nuestra posición de manera reivindicativa. Ofrecemos el pacto, la negociación, la actitud tranquila, como decía Machado, «hay en nuestras venas gotas de sangre jacobina, nuestro verso brota de manantial sereno».

En febrero de 2022, antes del comienzo de la guerra en Ucrania, CC OO ofreció un pacto de rentas que fue rechazado por las organizaciones empresariales. La situación lo aconsejaba, una alta inflación, que se ha visto agravada considerablemente por razones conocidas. La acertada visión global de la situación socioeconómica mundial, es la que impulsa a CC OO a actuar en nuestro entorno nacional para prevenir situaciones no deseadas de elevada conflictividad social. La actitud refractaria por parte de la patronal, a alcanzar un acuerdo justo que ayude a la ciudadanía, y en particular a las personas más vulnerables, a sortear la crisis que se atisba, en un futuro cercano y que dará lugar a un escenario de sufrimiento innecesario, ahondando aún más en crear una sociedad enferma.

La reivindicación y la movilización son las herramientas que nos facilita un estado democrático y de derecho para hacer visibles nuestro malestar y preocupación. Nuestro entorno europeo ya está manifestando este grave malestar social, con movilizaciones no exentas de violencia callejera y, con toda seguridad, la situación se agrave. En esta ocasión no podremos poner un cinturón sanitario en los Pirineos, y recuperando la expresión popular ‘cuando las barbas de tu vecino veas pelar,...».

Nos vemos en Madrid el 3 de noviembre y el que avisa no es traidor.

Suscríbete para seguir leyendo