Opinión | El Retrovisor

Miguel López Guzmán

La Gran Subasta

Carmen Sevilla, acompañada por miembros de la  familia Iniesta, propietaria del Teatro Circo Villar.

Carmen Sevilla, acompañada por miembros de la familia Iniesta, propietaria del Teatro Circo Villar. / L.O.

El río Turia en la hermana región de Valencia se desbordó en la madrugada del día 14 de octubre de 1957.

Un movimiento de solidaridad de toda España queda como secuela consoladora ante los enormes destrozos causados por las aguas. Radio Juventud de Murcia con la voz de Adolfo Fernández Aguilar lanza a través de las ondas La Gran Subasta. Adolfo llegó a convertirse en el hombre más popular de la península.

El borrico Platero se convirtió en el protagonista de aquellas jornadas de luto nacional, por el animal se llegaron a pagar 300.000 pesetas de la época… Festivales de cine y teatro en beneficio de los damnificados están en todas las páginas de los periódicos. Importantes donativos que eran recogidos en los distintos gobiernos civiles de entonces.

Desde el obispo, autoridades civiles y militares, y Murcia prácticamente en su totalidad, se sumaron al unísono a la iniciativa del locutor de la tierra en la ayuda a Valencia.

La Gran Subasta

La Gran Subasta

En el entonces cine Teatro Circo Villar se celebró un festival al que acudieron renombradas personalidades entre las que se encontraban Paco Rabal, Anastasio Alemán, Gustavo Pérez Puig, Julio Navarro Carbonell, numerosos periodistas y artistas en general asistieron al mismo, y en el que actuó como madrina del burrito Platero la excelsa y querida actriz Carmen Sevilla (el pasado día 16 del corriente mes cumplió 92 abriles). Incluso se le buscó una burrita como novia al cotizado Platero que también estuvo presente en la murciana sala de cine.

La riada destruyó nueve puentes y más de doscientos kilómetros de carreteras y caminos vecinales, pasando de 12.000 millones de pesetas el importe de las pérdidas causadas. Existieron gestos heroicos, como fueron aquellos doscientos soldados aquejados de gripe que se negaron a abandonar las labores de desescombro. Cincuenta aparatos de rayos infrarrojos se utilizaron para secar los 4.500 libros del Registro Civil. La embajada de Estados Unidos envió veinte máquinas gigantescas para ayudar al desembarro, según narran las crónicas.

Franco visitó Valencia prometiendo ayudas urgentes y obras que pusieran fin a las inundaciones, desviando el cauce del río. Algo que con los años quedaría cumplido.

Una riada que dejó veinte muertos en un primer balance, y unos daños muy difíciles de calcular. La Fundación March donó dos millones de pesetas para ayudar a los que quedaron sin techo, y el Papa impartió su bendición especial a la ciudad así como el envío de socorros.

Gran iniciativa la del entonces hombre de radio Adolfo Fernández que mantuvo cada noche al pie de los receptores a la mayoría de los murcianos y a los españoles en general, contribuyendo con sus donativos, grandes o pequeños, a la reconstrucción de la hermosa ciudad de Valencia.

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