La Opinión de Murcia

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Espacio abierto

Colegio privado

Se ha dicho, abundando en la idea de que es cosa de críos, que ellas juegan al mismo juego. El hecho de que ellas sean complacientes no invalida el argumento porque también lo son las mujeres agredidas y asesinadas

Los chicos estudian en colegio privado. Privado de sentido común, privado de igualdad, de educación, de libertad. El colegio es solo de chicos, un vestigio antediluviano. Salen a la ventana y comienza la berrea, por lo visto una larga tradición en este colegio. Gritan a las chicas del colegio de enfrente, también privado, también separado por sexos, también antediluviano. Como decimos, ellos gritan a las chicas los improperios fundacionales del patriarcado. La serenata comienza con putas, cómo no. Además de ser putas son conejas, son ninfómanas. Las instan a salir de sus madrigueras. Las amenazan con que van a follar todas, quieran o no, y decimos amenazan porque lo que no se dice en este tipo de mensaje breve es tan importante como lo que se dice. Gritan todos como energúmenos. Chicos y chicas estudian separadamente, no es raro que en esa división antinatural florezcan la represión y el machismo más rancio.

Es en este machismo rancio donde confluyen el deseo y el desprecio hacia las mujeres: por eso las insultan gritándoles putas y ninfómanas, porque odian lo que desean. Es justo en esa paradoja donde nace la violencia, y más específicamente la violencia sexual. Un ilustre exalumno del colegio Elías Ahuja, Pablo Casado, escribió en su época de estudiante un texto para la revista del colegio: el alumno del centro sería el ‘Lupus Ahujus Hispanorum’ y «entre sus presas más codiciadas se encuentran las lobas. Aunque si existe carestía de éstas, recurre de buen grado a otras especies animales como cerdas, zorras, gallinas...». Y añade que el alumnado del colegio es «una de las [especies] más promiscuas y lascivas de la península ibérica, que puede representar un auténtico peligro para la integridad de cualquier hembra del reino animal que se halle en periodo de madurez sexual». Juzguen ustedes mismos.

Para mucha gente esto es cosa de críos, tampoco es tan grave: se les ha ido la mano con la broma, pero la polvareda que se ha montado ha sido desproporcionada, si hasta el presidente del Gobierno ha opinado. El patriarcado es un marco de pensamiento tan arraigado que es invisible. Es un bosque de machismo que nos impide ver los árboles de las agresiones, porque esto es una agresión. Es necesario el análisis feminista para filtrar la realidad y entender lo que pasa porque esta ha sido la primera vez que este espectáculo lamentable ha salido en prensa, pero no la primera vez que ocurre. El hecho de que haya salido en todos los medios y de que todos los partidos, incluidos aquellos que tienen a sus chicos estudiando ahí, hayan expresado su rechazo es importante. Y es un triunfo del feminismo que avanza y que ya no tolera ciertas formas de expresión, pretendidamente en broma. Porque hay motivos para la preocupación.

Según datos del INE (*), es en el grupo de menores de 18 donde más crecen las violencias machistas. Y es en ese nudo de testosterona, cuya expresión hemos visto aquí, donde nacen el control en redes, los celos, el no mires a otro, el tú no vales nada, el no me contestes que te doy una bofetada: los adolescentes son el grupo de edad en el que más ha aumentado el número de denunciados. Y entre las adolescentes, donde más lo ha hecho el número de víctimas. Así que lo del colegio Elías Ahuja será cosa de críos, sí, pero de críos machistas, tan peligrosos, a juzgar por el incremento de las agresiones, como los adultos

También se ha dicho, abundando en la idea de que es cosa de críos, que ellas juegan al mismo juego. El hecho de que ellas sean complacientes no invalida el argumento porque también lo son las mujeres agredidas y asesinadas. Las mujeres maltratadas que regresan una y otra vez con su maltratador acatan los postulados patriarcales igual que los hombres, solo que en esos postulados el hombre es el ser superior, el que manda y decide, el que da las órdenes y finalmente el que ejecuta cuando la cosa pasa a mayores. Las mujeres son las agredidas.

Debemos reflexionar seriamente sobre este retroceso entre la juventud respecto a la percepción de la igualdad y la desigualdad, del machismo y de la violencia. Es urgente porque, por lo que señala la estadística, estamos trasladando a la siguiente generación un monstruo de machismo en pleno uso de sus facultades.

(*)https://www.ine.es/prensa/evdvg_2021.pdf

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