La Opinión de Murcia

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Angel montiel

La feliz gobernación

Ángel Montiel

Prohíben a Patricia competir con Fernando

"Habrá congreso regional del PP murciano si no te presentas; si te presentas, no habrá congreso". Es el mensaje que recibió la alcaldesa de Archena el pasado miércoles en Génova. En Madrid creen que hay que fortalecer la unidad en favor de Feijóo

Fernando López Miras y Patricia Fernández

La suerte está echada en el PP murciano. Será mañana, en la reunión del comité ejecutivo regional del partido, a la que asistirá Miguel Tellado, gallego él, vicesecretario de Organización de Núñez Feijóo. Fernando López Miras será proclamado, en la práctica, candidato único a la presidencia regional del PP en el congreso que se convocará inmediatamente después de las elecciones andaluzas y, en consecuencia, líder electoral para renovar la presidencia de la Comunidad en la primavera de 2023. Tendremos, pues, López Miras para rato.

La alternativa interna, liderada por la alcaldesa de Archena, Patricia Fernández, ha sido neutralizada desde la sede central de Génova, según afirman en su entorno. Fernández fue citada allí el pasado miércoles para recibir la misma noticia que ya conocía a través de otros ‘embajadores’ que anteriormente habían contactado en su nombre con la dirección nacional: el candidato será López Miras, y punto. El motivo: no es momento de expresar disensiones, sino de reforzar la unidad. El objetivo prioritario al que todo debe supeditarse es consolidar la imagen de Feijóo para conseguir que sea presidente del Gobierno. Y el lema hasta ese feliz momento es una sola palabra: Unidad. Deducen en Génova que un congreso regional en que exista competencia contribuiría a crear fracturas y debilitaría a un partido que debe estar entonado exclusivamente a cambiar el colchón del dormitorio de la Moncloa.

Ni siquiera se contempla en Génova la voluntad de la alcaldesa: una vez concluido el congreso, si lo ganara, procedería a la plena integración. Un gesto que debe entenderse como sincero, no por actitud de perdonavidas, sino porque ella precisaría de los activos más significados del partido para enfilar su propio proyecto, con independencia de si le apoyaran o no en el momento de su elección.

Lo cierto es que el pasado miércoles, Patricia Fernández empezó en Génova pidiendo la celebración de un congreso del partido, que en la Región lleva más de un año aplazado. «Habrá congreso si no te presentas; si te presentas, no habrá congreso». Antes le habían dicho a sus ‘embajadores’: «Si Patricia se presenta y gana, daría igual, porque designaríamos candidato electoral a López Miras». Así de claro lo tienen.

Como claro tienen también que en caso de celebrarse un congreso abierto, podría ganar uno u otra, y esta es la razón por la que desde Génova emplean tanta deferencia con Patricia Fernández: saben que podría perder, pero también que podría ganar. López Miras domina el ‘aparato’ y toda la colla de empleos y canonjías a que da lugar el ejercicio del poder, pero hay una amplia masa crítica de militantes que apostaría por el cambio, pues el presidente ejerce, pero no encanta. Genera más emoción al modo fan entre los tránsfugas de Cs que entre su propia clá, a juzgar por los esfuerzos que han de hacer desde el partido para conseguir niveles aceptables de presencialidad en eventos, como alguno reciente sobre medio ambiente, en que el presidente comparecía.

En este punto cabe observar una falta de cálculo por parte de la dirección nacional: esa masa crítica a favor de Patricia Fernández decepcionada por la imposición de Madrid, podría reaccionar incrementando los votos a Vox, papeleta alternativa en la derecha a quienes no gustan de López Miras, de manera que sería peor el remedio que la enfermedad. No quieren hacer un congreso abierto para no dar impresión de desunión, pero tal vez la frustración por no poder votar libremente en su propio partido se encauzaría votando a otro de la misma cuerda en las elecciones autonómicas. La falta de libertad en ‘el partido de la libertad’ se paga, tarde o temprano.

Conviene considerar otro matiz respecto a Vox. Visto que la perspectiva de futuro, según las previsiones demoscópicas, excluye a la izquierda y todo se maneja en la previsión de una alianza PP-Vox, bien solo parlamentaria o más previsiblemente de Gobierno, conviene atender a un reflexión interna del próximo socio potencial de López Miras (nivel Abascal): para pactar en cualquiera de los casos con el PP murciano, Vox exigiría otro interlocutor diferente al actual presidente. Es decir, facilitarían un Gobierno del PP siempre que López Miras no fuera el presidente, y esto por las instrumentación que éste ha hecho para mantenerse en el poder de los expulsados de Vox, hasta el punto de elevar al Consejo de Gobierno a una de las disidentes (consejera de Educación).

Para contrarrestrar este muy probable efecto, López Miras puede proponerse, una vez investido por Madrid como candidato único al congreso de su partido, destituir a Mabel Campuzano (y de paso, lo que seguro le gustaría, a la exCs Valle Miguélez, a la vez que retocar la parte genuina del PP en el Gobierno), en un gesto de final de legislatura que lo alivie de su modelo de Gobierno Frankostin (versión Mel Brooks), quedándose solo con la vicepresidenta Franco, que fue quien le dio el aviso en la larga noche de la moción de censura que ella misma había firmado. De hecho, esta previsión de cambio de Gobierno, que en su día anoté, ha empezado por la supresión de la consejería de Transparencia, una imposición, en su día, de Cs, sin que se haya producido protesta alguna de sus integrantes originales, ya asimilados al PP. El cese de Campuzano, que ya no afectaría ni siquiera a los expuldados de Vox, con los que ésta no se habla, supondría un guiño al Vox genuino; la pérdida de la mayoría absoluta en la Asamblea Regional, a estas alturas, sería una incidencia menor a la vista de que por no haber no hay ni un calendario legislativo importante.

Si la insinuación de Vox respecto a que votarían o se integrarían en un Gobierno del PP con la condición de que no lo presidiera López Miras se llevara a efecto, de nada serviría al cabo este ardor de Génova por el hombre de confianza de Teodoro García Egea.

Los próximos quince días van a ser muy interesantes en la política regional. La semana que empieza, por la proclamación (otra vez a dedo), y la que le sigue, por las decisiones precongresuales. Ojo: un congreso que se va a celebrar con la condición de que no haya dos candidaturas. Así le ponían los salmones a Francisco Franco.

No obstante la prohibición terminal acerca de la presentación de la candidatura de Patricia Fernández a la dirección del partido, en Génova intentaron consolarla: «Sabemos que tú eres el futuro». Se lo dijeron en un partido en el que hasta hace cuatro días el futuro eran Casado y Teodoro y en el que, a pesar de esa experiencia, todavía no han interiorizado que el futuro es volátil y que hasta el presente es incierto. En el PP y en el siglo.

¿Qué le quieren decir a Patricia cuando la denominan ‘el futuro’? A saber. Tal vez que si López Miras falla (otra vez: ya lleva media docena de elecciones perdidas), recurrirían a ella para recomponer la situación, y si no es así, es joven y tiene toda una vida política por delante. Pero, con López Miras en los carteles, ¿qué papel tendría ella en lo inmediato, a la espera de ese futuro? Los allegados a la alcaldesa aseguran que todavía no le han sugerido su emplazamiento. Tal vez le propondrán ir en las listas electorales con López Miras, pero es probable que rechazara esa oferta si se la ofrecieran, pues su calidad como alternativa consiste en diferenciarse del actual estatus, engendrado por el expresidente PAS y el epílogo de una dudosa desteodorización; si se añadiera a ese modelo, perdería su carisma por validarlo y legitimarlo. En cosas más elementales ha demostrado que que no se anda con complacencias: no asistió al pregón de los Moros y Cristianos de su ciudad, dictado a instancias de esa asociación por el presidente tránsfuga de la Asamblea, Alberto Castillo, y el Día de la Región dejó libre la silla que le correspondía junto al alcalde de San Javier y secretario general del PP, José Miguel Luengo.

Por otra parte, visto desde el otro lado, si la alcaldesa de Archena aceptara acompañar a López Miras en la lista autonómica la situación también sería incómoda para el presidente: la presencia de la actual alcaldesa como escolta nos haría sospechar a todos que estaría ahí colocada como rueda de repuesto.

Pero no hay muchas más plazas de aparcamiento donde pueda practicar la espera ‘la mujer del futuro’, porque encomendarle un cuarto mandato a la alcaldía de Archena sería condenar a la rutina a uno de los más apreciados activos del PP. En el fondo, la están desplazando de la vida política de una manera claramente injusta. Y evidentemente antidemocrática. Que ella no sufra los problemas de los ninis en el poder porque tiene la vida resuelta no es un consuelo.

Encima, el padrinazgo de la dirección nacional a López Miras también tiene consecuancias para éste. A cambio de mantenerlo en el sillón, le han puesto condiciones: no podrá hacer a su libre albedrío las listas a las autonómicas ni, por supuesto, a las generales. Será Madrid el que pinte las papaletas.

López Miras será canonizado mañana después de que Génova se asegure de que Patricia Fernández mantiene la disciplina. Y mientras a otros presidentes autonómicos los avala Feijóo en persona, al murciano le pone la mitra un tercero en el escalafón de Génova. López Miras ya habla gallego en la intimidad.

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