La Opinión de Murcia

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Tribuna libre

Hay que limpiar la era

La era, tal y como la conocimos en nuestro territorio, fue un terreno firme y limpio en el que se trabajaban los cereales una vez cultivados y cosechados. El lugar en el que de manera definitiva, trilladas las mieses, apartada la paja y aventados los gorgojos, conocíamos realmente la cosecha. De ahí la importancia de mantenerla limpia.

La palabra limpieza deriva del latín ‘limpidus’, que significa pulcro, claro, sin manchas. Si trasladamos al terreno político la expresión coloquial ‘limpiar la era’ advertimos de inmediato de qué estamos hablando.

La demoscopia generalizada señala a los políticos como el principal problema para los españoles. Ahora bien, habrá que admitir que hay quienes, como el PP, han reaccionado, y quienes, como el PSOE, ofrecen resistencia.

El PP viene superando la estirada época de los ‘tancredos’ y la efímera etapa de los ‘ninis’ se acabó. Fuimos muchos los españoles que abandonamos el PP producto de la pasividad, primero, ante la corrupción, y la total ausencia de una oposición seria y responsable después.

Bueno, total ausencia de oposición no, los ‘caseros’, los ‘casados’ y un soltero, practicaban a diario su oposición interna contra quienes, como Isabel Díaz Ayuso, daba muestras de ser una política liberal atrayente y eficiente para los madrileños. A punto estuvieron de enterrar al PP. Ella, hoy presidenta del PP madrileño, está más viva que antes. Los ‘difuntos’ son otros.

Era necesario limpiar el partido y el Congreso de Sevilla sirvió de era para trillar una mala cosecha y aventar casi todos los gorgojos.

También el PSOE está necesitando una buena criba. Su política en Andalucía les llevó a la oposición. Confundieron los Eres (Expedientes de Regulación de Empleo) de la economía con los eros del fraude, la lujuria y el sexo con dinero público.

Una macrocausa donde la sentencia de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla ha resuelto, por ahora, que entre 2000 y 2009 una red de corrupción política en el seno de la Junta de Andalucía, gobernada por el PSOE, defraudaron 680 millones de euros, que podría superar los mil millones una vez se certifiquen los fraudes de 1999 y los ejercicios de 2010 y 2011.

Tampoco le vendría mal a Pedro Sánchez, para bien de los españoles, aventar el granero de sus veintidós ministerios para disminuir el porcentaje de gorgojos-as (ministros y miles de asesores) que, como los coleópteros hervíboros, se instalan en la cosecha de nuestros presupuestos generales del Estado y hasta en nuestras despensas.

El último barómetro de la UCAM pronostica el avance de 16 a 19 diputados del PP y la caída de 17 a 14 del PSOE. Señala a Nuñez Feijóo como el único líder político que aprueba y ratifica la última encuesta del Cemop de marzo, en cuanto al aumento del grado de conocimiento de que dispone el presidente del PPRM, pero también reafirma que suspende en su valoración por vez primera.

Conclusión de ambas encuestas: mientras el PP sube por el efecto Feijóo, Lopez Miras, por su propio efecto, cuanto más lo conocen menos lo valoran.

Habrá que considerar que la crisis del Mar Menor, la real amenaza de recortar las transferencias de agua del Travase y las manifestaciones de hosteleros barruntando ruina por la ausencia de reservas para el verano, son el resultado de un fracaso anunciado.

Habrá que señalar, sin temor a equivocarnos, que teniendo los Gobiernos, regional y nacional, competencias suficientes en esas materias, ambos, por su ineptitud e intolerancia han hecho imposible el diálogo razonado y el consenso necesario a fin de evitar una desastrosa situación regional.

Los peces sin oxígeno, los agricultores sin agua, los hosteleros sin reservas y, lo que es peor, la Region de Murcia y España sin Gobiernos.

En mi opinión, nos gobiernan ciertos políticos a los que nunca se les encoge el ombligo, son los temerarios; otros, egocéntricos, que se pasan el día mirándoselo; y por último, aquellos otros a los que no sé cómo calificar en un castellano coloquial, los que se pasan el día enseñándolo.

Como dijo el Conde de Romanones: ¡Joder, que tropa!

Es necesario limpiar las eras.

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