Opinión | La nota

Juan Tapia

¿Huérfanos de Twitter?

Elon Musk: De Twitter a Volkswagen

Elon Musk: De Twitter a Volkswagen

Twitter, con 217 millones de usuarios, no es la primera red social pues está lejos de los 2.900 de Facebook. Pero es quizás la más atenta a la actualidad. Elon Musk ha dicho que es la gran plaza pública del mundo y según Pew Research Center sus usuarios tienden a ser más jóvenes, tener un grado de educación superior y ser más progresistas que la media de la población. Según el PRC, ya sean políticos, periodistas o empresarios, tienen mucha influencia. Y para sus incondicionales entrar en Twitter varias veces al día es una adicción y tanto o más apreciado que tomar un café o un té de calidad.

Nadie cree que Twitter sea angelical. Es una empresa privada que quiere ganar dinero y solo está obligada a respetar las leyes mercantiles. Pero ha logrado credibilidad y cuando anuló definitivamente la cuenta de Trump, tras el asalto al Capitolio el día que se confirmaba la elección de Biden, porque no quería propagar fake news o mensajes de odio, fue muy aplaudida.

Por su parte, Elon Musk es un genial empresario, el patrón de Tesla, primer fabricante de coches eléctricos, que en poco tiempo se ha convertido en la sexta empresa del mundo por su valor en Bolsa que ya supera el billón de dólares. Musk tiene un 17% del capital y dicen que es el hombre más rico del mundo. Ahora acaba de comprar Twitter, quiere que solo sea de su propiedad y quizá de algunos allegados. El consejo de Twitter se resistía, pero no ha podido rechazar una oferta que la valora en 44.000 millones de dólares. Paga 54,20 dólares por acción, una prima del 38% sobre la cotización. Y los accionistas han presionado. El índice Nasdaq de las tecnológicas ya ha caído un 20% este año y nadie cree que la compañía, que facturó 5.000 millones en el 2021 y perdió 221, vaya a volver a la cotización de 77 dólares de hace un año. Un fondo accionista lo verbaliza: «Toma el dinero y corre».

Pero la compra ha generado una gran polémica. Twitter era una empresa privada, pero con una propiedad muy fraccionada y que había ganado gran aceptación. Y ahora pasará a estar controlada por un único empresario tan genial como de compleja personalidad. Es un gran usuario de Twitter, tiene 83 millones de seguidores, defiende sin complejos lo que cree o le interesa y comparó a Trudeau, primer ministro del Canadá, con Hitler por su actuación durante la pandemia. ¿Es positivo que Twitter se convierta en el instrumento de un potentado como Musk?

Muchos usuarios y empleados lo dudan. Además, ¿por qué paga Musk 44.000 millones de dólares por una empresa que pierde dinero? Dice que está mal gestionada y se debe rentabilizar, pero que su gran objetivo es defender la libertad de expresión. Y que le enervan las limitaciones que (amparándose en la lucha contra las fake news) impone la plataforma. El conservador Le Figaro dice que «en boca de un libertario americano significa que no pondrá trabas a lo que diga la derecha ultraconservadora». ¿Volverá Trump a Twitter para calentar motores de cara a la campaña presidencial de 2024?

Musk compra Twitter más para usarla en su propio interés que para que gane más dinero o defender la libertad de expresión. Pero debe tener cuidado. Una parisina, votante de Macron, me dice que se siente como si la Torre Eiffel fuera comprada por Paris Match (del grupo Bolloré) para su uso exclusivo y con derecho a retorcerla sin límites. Y el comisario europeo Thierry Breton ya ha advertido a Musk de que la UE tiene reglas que deberá respetar.

¿Acabará la compra de Musk creando huérfanos de Twitter?

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