La Opinión de Murcia

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Tribuna libre

Educación: el verdadero coste de la repetición

Recuerdo con frecuencia aquella respuesta de un compañero docente a las críticas contra la ley educativa, años ha: «A algunos compañeros les jode no poder quitarse de encima a los alumnos más torpes, como antaño, con un simple: ‘ese, al campo con su padre’. Ahora tienen que atenderlo». Hoy, cuando atender las necesidades específicas de nuestro alumnado hasta conseguir su promoción personal, académica y profesional está normativizado (y no depende solo del compromiso ético personal), el Gobierno de la Región de Murcia utiliza el margen de autonomía sobre los reales decretos de enseñanzas mínimas previstos por la LOMLOE para mantener la repetición de curso como herramienta de supuesto refuerzo escolar. Un criterio de clase radicalmente injusto, segregador, que bajo el barniz hipócrita de la exigencia como principio motivador vierte toda la responsabilidad sobre los estudiantes y, por extensión, sobre sus docentes.

Blindar una medida ajena a la raíz del problema cuando, «según PISA 2018, en España algo menos de uno de cada tres estudiantes de 15 años (29%) está repitiendo por primera o segunda vez alguno de los cursos de la ESO, lo que significa una diferencia de 17,6 puntos más que en el promedio de la OCDE y 16 más que en el conjunto de la UE» (Magisterio, 3-3-2020) responde a un principio ideológico muy evidente.

La consejería de Educación vuelve a eludir la jerarquía normativa, esquivando no solo la realidad sino las directrices nítidamente expresadas en la LOMLOE. Su artículo 28 define la repetición como una medida ‘excepcional’, tras cubrir «las medidas ordinarias de refuerzo y apoyo para solventar deficiencias de aprendizaje». Quédense, por favor, con ‘ordinarias’ y con ‘aprendizaje’. Consulten, si tienen la bondad, a cualquier docente de nuestra región sobre las dificultades para aplicar esas medidas con la sobrecarga lectiva que arrastran o sobre las condiciones de trabajo con las ratios más altas del país y con centros en situaciones precarias. Les aseguro que los vídeos de aulas inundadas por la lluvia circulando en redes sociales son la punta del iceberg.

La repetición alimenta «la tasa de abandono definida como el porcentaje de la población de 18 a 24 años que tiene como máximo el título de enseñanza secundaria obligatoria (en la actualidad la ESO en España) y no está cursando ningún tipo de formación». (El abandono educativo temprano: análisis del caso español. IVIE). Según la EPA 2021, «la población murciana de 20 a 24 años que ha completado al menos la segunda etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) es del 72,3%, la más baja del país junto con Andalucía» (La Opinión de Murcia, 20-1-2022), aliviada por un descenso de 1,4% respecto a 2020.

Las estadísticas tienen rostro: docentes, estudiantes, familias trabajadoras. ¿Tiene sentido utilizar el margen de autonomía regional para sostener una herramienta ineficiente, por cara (3.340 millones de euros del presupuesto nacional) y carente de resultados? ¿Por qué deben soportar las familias trabajadoras sobre sus espaldas unas medidas educativas obsoletas que lastran su desarrollo individual y social? «Los alumnos de clases populares repiten más incluso a igualdad de competencias demostradas en exámenes como PISA, que los de clase alta, lo que parece indicar que [la repetición] no solo tiene que ver con factores educativos, sino que influyen otros vinculados a la condición social». (José Saturnino Martínez, director de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa. El País, 2-2-2021)

Nuestro Gobierno regional, en contra de los datos, propone ‘exigencia’ para poner en valor «el esfuerzo, mérito y capacidad de nuestros alumnos». Le parecerá poca exigencia para alumnado y docentes trabajar en grupos masificados, en aulas prefabricadas, atender a alumnos con necesidades especiales en el hueco de la escalera o trabajar en talleres de FP con 500 m² menos de los establecidos en los decretos de la propia consejería. Será poca exigencia resistir con un solo día de Orientación Educativa a la semana, disponer de una profesional de Audición y Lenguaje a jornada parcial desbordada por la tarea, gestionar el mismo presupuesto de centro de hace diez años, abordar la falta de espacios en un centro con más grupos que aulas. Por no atesorar méritos suficientes en tales condiciones, la solución es repetir curso.

Invertir el coste económico de la repetición en estrategias de auténtica atención educativa es posible y así lo manda la LOMLOE, pero nuestro Gobierno regional apuesta por perpetuar el modelo social clasista en la Escuela.

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