Opinión | Las fuerzas del mal

Enrique Olcina

Polvos y lodos

El tiempo en Murcia está siendo como el de Cantabria, pero sin Comillas, y leas o escuches la frase - vista, con su mayúscula o escuchada, sin percibir la letra capital, es cierta. Por de pronto nos ha servido para limpiarnos de la calima de naranja que ha llegado hasta Dinamarca y que lo puso todo perdido. De la misma manera que ha llegado el polvo del Sáhara también ha llegado otro revolcón del desierto en forma de cambio de postura del Gobierno al respecto de la antigua colonia, luego provincia, española. Y, si se dan cuenta, con la misma rapidez se ha ido del panorama, pero sospecho que no para siempre. Esa sincronía entre clima meteorológico y clima político no es tal. El cambio de posición parecía que tenía ya dos meses y ha sido anunciado unilateralmente por Marruecos, lo que dice mucho de su fiabilidad como socio. Dice mucho y nada bueno, pero tampoco nada que no supiéramos ya. 

Así que España apuesta por un territorio autonómico para el Sáhara Occidental, también porque se queda sola en esa posición frente a los otros países que acompañan al nuestro en el mandato para ejecutar la autodeterminación de ese territorio, que es una frase que también se puede leer de distintas maneras. Francia y Estados Unidos ya han reconocido, de una manera u otra, la soberanía marroquí y con Rusia, tal y como está ahora la situación, quizás el cambio de postura de España tenga más que ver con su posición europea que con sus deberes como antigua metrópoli. Deberes que no son distintos de los del resto de naciones que conforman ese grupo, pero sí que tienen un peso moral mayor para España. 

Comparto la indignación del principal partido de la oposición por el cambio. Seguramente en el deber de conseguir esa autodeterminación fue por lo que Casado se reunió con el Ministro de Pesca marroquí y con uno de sus líderes ultranacionalistas, para protestar enérgicamente por el pueblo saharaui, qué casualidad, dos semanas antes de que se produjera el asalto masivo a la valla de Ceuta, asalto que también ha motivado este cambio de postura del Gobierno de Sánchez.

España está todavía a tiempo de cumplir los dos compromisos, con Marruecos y con el Frente Polisario. Ya lo han dicho desde el Gobierno español, que en este país tenemos bastante experiencia, y de todas clases, con respecto a la autonomía de territorios de singularidad histórica y deberíamos hacerlo valer para pilotar ese plan marroquí. Si se consigue colocar un Estatuto como el de Euskadi, con todas sus competencias además con una clausula de independencia a la quebequense de remate, sería una bola con efecto insospechado en el reino alauita. También sería un sarcasmo que España ayudara a parir un estatuto de autonomía para el Sáhara con referéndum de autodeterminación al fondo, pero los sofocos que tendrían indepes y no indepes harían que mereciera la pena que funcionara. 

¡Ah! el cambio de postura me parece impresentable.

Suscríbete para seguir leyendo