Opinión | Tribuna libre

Antonio Huertas

La reforma laboral de todos

Ya está en vigor buena parte de la primera reforma laboral que se realiza con el consenso de todos los agentes sociales en los últimos cuarenta años, una reforma que recupera derechos para los trabajadores y sienta las bases laborales para una mayor competitividad de nuestra economía.

Es evidente que esta no es la reforma laboral que pretendía el PSOE, y a buen seguro tampoco es la reforma laboral de los sindicatos (y ni mucho menos la de la patronal); pero esa es su gran virtud, que sin ser la de ninguna de las partes, es la de todos.

No faltará quien salga a la palestra para darnos toda clase de argumentos de aquello que le falta o le sobra a esta reforma, pero por muy buena que fuese la que cada uno teníamos en mente, nunca será mejor que la lograda con el consenso. En una sociedad como la actual, en la que se vive con tanta visceralidad cualquier pequeñez que nos diferencia, es un valor en sí mismo que el dialogo entre posiciones tan dispares haya triunfado para posibilitar que nuestro país avance.

Que nadie se alarme con los más puros de la izquierda, que critican la reforma por timorata, porque ellos serán sus máximos defensores en unos años. Tampoco se alarmen por los gritos de la derecha neoliberal; es normal que estén escocidos porque esta reforma va contra esa minoría de la clase empresarial especulativa y explotadora a la que ellos se deben.

Con esta reforma ganamos en competitividad para nuestras empresas, en la medida que tendrán plantillas mas estables, flexibilidad para adecuarse a las circunstancias con el fomento del contrato fijo discontinuo, la consolidación de los Ertes, la creación del mecanismos RED y dispondrán de los nuevos contratos de formación dual que mejorara la cualificación de los trabajadores.

Ganamos en estabilidad para los trabajadores, actuando de un lado en materia de contratación, donde se presumirá que los contratos se conciertan por tiempo indefinido, reduciendo los tipos y la duración de los contratos temporales y fomentando el contrato fijo discontinuo. Por otro lado, se actuará sobre los mecanismos necesarios para evitar los despidos, flexibilizando y facilitando la aplicación de los Ertes, creando el Mecanismo RED, lo que permitirá que ante situaciones coyunturales adversas para las empresas, en vez de optar por el despido, se garanticen fórmulas que permitan suspender la actividad y mantener las prestaciones y la formación de los trabajadores, con exoneraciones en las cotizaciones a los empresarios que se comprometen a no despedir.

Ganamos también en estabilidad en las Administraciones Públicas, eliminando la posibilidad de despidos colectivos que introdujo el PP en su reforma laboral.

Y ganamos en derechos para los trabajadores, recuperando la ultraactividad indefinida de los convenios, por la que ya no caducaran las condiciones establecidas en los convenios tras su vencimiento, derogando la prevalencia salarial de los convenios de empresa.

Sí, ganamos en derechos porque todas estas medidas pueden parecer menores a priori, pero sin lugar a dudas suponen un avance importantísimo para los trabajadores; no ya solo porque se evita empeorar las condiciones laborales cuando el convenio vencía, no solo porque se mejoraran los salarios que se quedaron por debajo de los sectoriales, no solo porque muchísimos trabajadores de subcontratas tendrán que ver mejoradas sus condiciones laborales o incluso pasar a la empresa usuaria, sino porque estas medidas reequilibran la relación de fuerza entre trabajadores y empresarios y posibilitará que se puedan mejorar las condiciones laborales del conjunto de trabajadores.