Opinión | Tribuna libre

David A. Sánchez Hernández

Eunucos y otras especies

Dicen que los eunucos egipcios, como después en los imperios babilonio, persa, chino y bizantino, hacían palmas tras ver su miembro inerte, extirpado con una técnica exquisita. Como un niño a cargo de una tienda de chuches, correteaban algunos políticos estos días en prensa haciendo palmas, alabando una deseada vuelta a un sistema bicolor por el que hoy te lo llevas crudo tú y mañana yo. Como Potino, estos castratos ganaban algo, evitaban el cáncer de pene, de testículos, algunas enfermedades venéreas y la siempre primaria testosterona, pero también sufrían el sometimiento moral y físico por otro macho o hembra más dominante, algo que no tardaban mucho en descubrir. 

La gobernanza le ha resultado demasiado fácil al bipartidismo, con una alternancia asegurada por la escasez y taponamiento de opciones viables y una profunda desmemoria del electorado, al que mantienen absorto con el circo actual, a ser posible malinformado y lo más polarizado posible para evitar el pensamiento crítico. Se trata por tanto de una mala treta de engaño, algo en lo que sí son expertos. No hacer nada desde el Gobierno, quejarse cuando otros partidos te obligan a gestionar y reclamar que cuando no te daban el coñazo para trabajar bien estabas mejor. 

La Venezuela de antes Chávez y ahora Maduro, la Cuba castrista, el Chile de Pinochet o nuestra España de Franco, que algunos hoy mal añoran teñidos de verde oscuro, son claros ejemplos de qué ocurre cuando el gobernante no se debe a nadie, ni siquiera a un co-gobernante. Esos eunucos lamentan la pérdida de un status quo que les permitía hacer y deshacer, entrar a robar y salir impunes, y quejarse al mismo tiempo del desapego ciudadano hacia la clase política. 

En una reunión, no hace mucho, discutiendo y negociando amablemente sobre en qué se debían presupuestar los dineros públicos, uno de estos personajes indicó que no era necesario discutir, pues podríamos colocar lo que cada uno reclamaba en varias partidas, ya que nos bastaba con no ejecutarlas luego. Y así pasaron 26 años, que han llevado a la Región de Murcia a ser la cola de España, perdiendo en estos últimos seis meses los escasos indicadores que aún permanecían por encima de la media, y sin ruborizarse un ápice, haciendo palmas cada vez que el guionista se lo pide.

Pero en Europa hoy la gobernanza ha cambiado, y ya no es sencilla. Las difíciles balanzas en los parlamentos de nuestro viejo continente se abordan con diálogo, comprensión y un mejor entendimiento del diferente, aunque sólo sea por obligación. La fragmentación política es, por tanto, sana, ecológica y sostenible. Donde antes había ordeno y mando ahora debe haber pactos, donde se levantaba la palma al frente o se alzaba la hoz, ahora se dialoga, se acuerda y se consensúa. 

Europa es un mejor continente sin la corrupta alternancia, y España alguna vez tendrá que ser Europa, va siendo hora. Al contrario de lo que se pudiera pensar los eunucos no dejaban de ser una amenaza, muy al contrario, servían muy bien para generar conflictos, e incluso para azuzar conspiraciones. Dios nos libre de que estos personajes consigan convencernos, pero son como las meigas, haberlos haylos.