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Nos queda la palabra

El Ray es el rey de Murcia

Parapetado de su foto con Obama, su pajarita y el falso pelaje de su curriculum, el pajarito Ray Cazorla encontró en Murcia su paraíso para alzar el vuelo. Una tierra en la que se confía tan ciegamente en el que viste chaqué como se desconfía del que carece todo caché o porta apariencia humilde.

El mismo día en que el impostor, que diría el bueno de Javier Cercas, quedó al descubierto en los papeles un policía municipal levantó el puesto de un vendedor ambulante, un alcalde prohibió la existencia de los gorrillas, un consejero legisló contra los okupas y el BOE recogió un nuevo requisito para obtener el ingreso mínimo vital.

Para Ray, sin embargo, alfombra roja. Con su atractivo póster de una inexistente universidad Hispanic American College (HAC) consiguió atesorar el apoyo económico de grandes firmas empresariales murcianas para su acto denominado, de forma poco original, Excelencia Empresarial. Excelencia que su excelencia aumentaba hasta el infinito, con premios incluidos si se aflojaban más el bolsillo. Recepción en el Ayuntamiento de Murcia y abrazos del Gobierno regional como si fuera el rey. Tratamiento que también le sirvió para obtener el correspondiente despliegue de policías y recursos públicos que merecía tan alta distinción.

Todo fueron genuflexiones, sonrisas y parabienes. No hay más alta consideración social que hacia aquellos que son capaces de vivir sin trabajar. Vendedores de humo, expertos en recetar lo obvio ante la atenta mirada y oído de los que anhelan situarse en el lugar del prohombre.

Picó acá y allá para engordar su cartera y tan alta fue su meta que hasta, sin aún hacerse público, cantó a los cuatro vientos que era candidato al Premio Nobel de la Paz.

Todo mentira, que es la verdadera reina de nuestra época. Ni sabía inglés. Ni sabía de universidades u otros centros menores. Ni conocía a Obama ni a Biden ni a Hillary ni a Michelle ni a ningún otro inquilino de la Casa Blanca. Y la categoría de pillaje aún no está entre los galardones de la academia sueca. Eso sí, el ex guardia civil sí puede esgrimir que se dio un paseo triunfal por Murcia, donde la corbata abre todas las puertas.

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