Síguenos en redes sociales:

Apuntes del natural

Enrique Nieto

Entre maoríes, ingleses y librerías

Tenía que ser un tercio. Un hombre llega a una terraza y se sienta cerca de donde estoy con unos amigos. Viene el camarero y le pregunta qué va a tomar: ‘Un tercio de cerveza sin alcohol’, dice. ‘Solo tenemos quintos sin alcohol’, explica el muchacho. El hombre piensa un momento y habla: ‘Entonces tráeme un tercio con alcohol’.

Valientes. Me impresiona mucho cada vez que veo al corresponsal en Afganistán de RTVE, Luis Pérez, en la tele, explicando en directo cuál es la situación en ese país, rodeado de talibanes con sus armas en las manos. Es un periodista joven de esos que claramente aman la profesión en su parte más peligrosa. Todavía recuerdo al hoy magnífico escritor, académico y doctor honoris causa por varias universidades, Pérez Reverte, cuando era corresponsal de guerra y nos hablaba desde una trinchera o delante de la biblioteca de Sarajevo ardiendo, mientras se escuchaban disparos a su alrededor. Hay que tenerlos bien puestos o tener una gran vocación para hacer ese trabajo.

De cuando era joven. Conocí a Pérez Reverte en Cartagena cuando comenzaba su carrera periodística hace miles y miles de años. Recién acabados sus estudios, ya decía que quería ser corresponsal de guerra. No tenemos contacto, pero cuando nos encontramos en algún sitio, a ambos nos da alegría recordar aquellos tiempos y charlar un rato. Es un triunfador y se merece el éxito que ha obtenido.

Noticias frescas. Una mujer a otras tres que la escuchan con devoción, paradas en la calle: ‘¡Se separan! ¡Ya es seguro! Y es ella la que le ha dado pasaporte’. Todas se ríen.

Se lee. Voy a una librería de Murcia ciudad a comprar libros, escojo dos y me dispongo a ir a pagarlos. Observo que hay una cola de trece personas esperando su turno en la caja. Me acerco a una empleada y le pido si puede reservarme los libros hasta el día siguiente que vendría cuando hubiera menos gente. Ella me dice: ‘Venga usted a primera hora, porque estamos todo el día con estas colas’. Me asombra y siento una profunda alegría. Lo que se dice que muchos españoles han recuperado el hábito de leer con los encierros de la pandemia parece ser absolutamente cierto. En la Feria del Libro en Madrid está ocurriendo lo mismo, montones de personas buscando libros. Es genial.

Problemas. Ahora resulta que una gran parte lo que decían los ingleses contrarios al Brexit era verdad y que mucho de lo que aseguraban los que ganaron era mentira. Ahí tienen: supermercados desabastecidos, puestos de trabajo que nadie cubre, subida de precios en los productos de importación, por ejemplo. La gente comienza a darse cuenta de que en una gran parte se les engañó, y, encima, la gestión de la pandemia del gobierno de Johnson ha sido bastante mala y algunos comienzan a pensar si el tal primer ministro no será lo que parece, un pelma despeinao’, y poco más.

Serie. Esta semana he visto la segunda temporada de True detective, que, cuando se puso, yo no tenía la plataforma en la que estaba y me tuve que fastidiar. Es indudable que tiene menos gancho que la primera, pero todavía está por encima de la mayoría de lo que se hace en series de este tipo. No hay concesiones, no hay nadie totalmente bueno, ni siquiera medianamente bueno. Los policías son zarandeados por la vida y por los criminales. Magnífico el trabajo de Colin Farrell, y de la muchacha, Rachel McAdams, que hay que ver lo bien que sufre en la pantalla esta mujer.

Cambio. Los indígenas de Nueva Zelanda, los maoríes, quieren que su país se llame Aotearoa, que es como se llamaba antes de la llegada de los europeos a su isla. Aotearoa, es un nombre bonito.

De fiesta

Recuerden ustedes que en mi ciudad están de fiesta, los Carthagines y Romanos. Sin duda alguna, como dijo Santiago Posteguillo en el discurso de aceptación de La Doble Corona Mural, un reconocimiento que se da cada dos años y que yo, inmerecidamente, pero muy a gusto, también he recibido: Estas fiestas son una recreación en la calle, en los múltiples actos que genera, de la historia de Cartagena, quizás la mejor forma de que los ciudadanos tomen conciencia de nuestra procedencia, de nuestros antepasados, de qué ocurrió en una época en esta bellísima ciudad para que esté ahí desde hace tres mil años’. Un gozo enorme esta fiesta.

Pulsa para ver más contenido para ti