Hay quien necesita un mes, quince días, tal vez una semana. Yo con tres diitas ya me sentía la más afortunada del mundo. Sin niños, perros ni pacientes. Tres días tumbada al sol bajo una sombrilla de fibra de coco a pie de piscina de hotel, mientras saboreaba un margarita... ¡Ni se te ocurra irte a Ibiza! si realmente quieres desconectar y te apetecen islas, lo más acertado es Mallorca. Sin ese bullicio de fiesta y gente desenfrenada, me dijeron. Además tu escapada coincide con la celebración del Día del Orgullo LGTBI y conociéndote, te vemos de musa en la cabalgata tirando pétalos de rosa mientras haces el pino puente sobre un elefante enfundado en lentejuelas. No me negarán ustedes que si hay alguien que sabe montar una fiesta es un marica, y más si hay que reivindicar. Hay que ser muy hombre para, cansado de tantas vejaciones, insultos y palizas desproporcionadas por el hecho de amar a quien dicta tu corazón, ponerse por montera un marabú de plumas y salir imponente de las puertas del pub Stonewall Inn un 28 de junio de 1969, en plena redada policial para gritar «Basta ya, respeten nuestros derechos». Poca broma, señores. Cambié, pues, de destino vacacional y aterricé en Mallorca, donde me esperaban un par de días cargados de momentos de paz y una recarga de batería para empezar los turnos en mi hospital totalmente relajada. 

Y aquí estoy, maldita mi estampa. En un hotel justo frente de otro con más de 250 adolescentes que han dado positivo en Covid o han tenido contacto estrecho con otros infectados. Aquí los tengo, reivindicando a gritos su libertad y planteándose un balconing. Y oye, pena me dan pero la justa. Que me duele la boca de decir que esto sigue ahí. Que está muy feo permitir la celebración de un concierto multitudinario y marcarse un botellón sin ninguna medida de seguridad, mientras mis compañeros del espectáculo se han dejado los cuernos en todo tipo de Tetris para poder gritar que la cultura es segura. Por supuesto quiero que salgan, y no negaré que en parte es porque necesito descansar. Espera, parece que han escuchado mis plegarias, por ahí salen 180 que han dado negativo, ¡mira que todavía duermo hoy!