Opinión | Al paso

Toya Viudes

Petita, la orca y el espía infiltrado

Es cruel esta vida después de todo, oiga», sentencia Petita, tras confesarle al perspicaz e infatigable Sergio Chamy, convertido para la gran pantalla en agente secreto a sus 87 años, que sus cuatro hijos, «que eran toda la felicidad para mi vejez», jamás la visitan en la residencia a las afueras de Santiago de Chile en la que vive desde hace años. Intento aguantar el llanto distrayéndome en la colorida chaqueta de punto de esta adorable y elegante anciana, que además escribe versos y los recita como nadie, en su jersey de cuello de cisne color calabaza, en su acento chileno con seseo y sin eses finales, en el rosario al cuello, en su corto pelo blanco… Pero acabo llorando.

«Se busca adulto mayor hombre. Jubilado entre 80 a 90 años. Autovalente, de buena salud, discreto y con manejo en tecnología para realizar una investigación. Con disponibilidad para vivir fuera de casa por tres meses», rezaba la oferta en un diario. Interesado por el trabajo, Chamy contactó al investigador privado Rómulo Atkins, quien necesitaba a un ‘detective’ para cumplir la curiosa misión de infiltrarse en un geriátrico y averiguar si la madre de una clienta estaba siendo maltratada. Más de trescientas horas de grabación, interminables sesiones de edición y el resultado: El agente topo, el último documental de Maite Alberti que no ha conseguido el Oscar pero sí sacudir corazones por donde pasa, también el mío y espero el vuestro si tenéis la oportunidad de verlo y recapacitar sobre la triste e injusta soledad de muchos de nuestros ancianos. «Envejecer, morir, es el único argumento de la obra», escribió Gil de Biedma; ley de vida es, pero no lo hagamos tan dolorosamente traumático.

La pirámide poblacional de España se ha ido invirtiendo con el paso de los años y a la caída de la natalidad se le ha unido otra realidad inevitable: cada vez vivimos más años. Nuestro país se encuentra en la lista de los países más longevos del mundo lo que se traduce en un mayor número de personas que necesita cuidados. ¿En qué lugar del mundo es mejor ser anciano? Si le hacemos caso al ranking del Global AgeWatch Index, publicado hace unos años por la organización británica HelpAge que mide el bienestar de los ancianos en seguridad salarial, salud, capacidades personales y ambiente social favorable, Japón ocupaba uno de los lugares más destacados, pero a día de hoy la realidad es otra en el país asiático: allí también la población adulta está envejeciendo a pasos agigantados, tanto que casi no hay recursos para atenderla y ante el desamparo en el que viven, algunos ancianos toman decisiones desesperadas como ir a la cárcel para asegurarse un plato de comida y estar acompañados. En Chile, por ejemplo, los suicidios no dejan de aumentar en mayores de 80 años.

Desconocía que mientras que las orcas madres crían a los bebés, las abuelas enseñan a los más grandes a sobrevivir, transmitiéndoles su conocimiento sobre técnicas de caza, fundamental para mantener al grupo unido y a salvo. Solo con ellas aprenden a vigilar a las crías de foca encaramadas a islas de hielo, aislarlas y crear olas mediante natación rápida para provocar que caigan al agua donde el grupo espera para cazarlas; solo con ellas aprenden a varar en aguas poco profundas a las de los lobos marinos y conseguir llevarlas hasta la costa donde el resto del grupo las atrapa.

Pensad en todo lo que nos han enseñado los abuelos, los padres. Una sociedad que no cuida de sus mayores está enferma y condenada al fracaso; por favor, no los abandonemos como si fueran muebles usados.