Pánico en el ala Oeste de San Esteban. Tiemblan las paredes y salen chuzos de punta del despacho de Mar Moreno. ¿Qué está pasando aquí? ¿Acaso se ha descubierto que López Miras se vacunó en la fase de los yayos? Imposible, porque no es verdad. ¿Ha dimitido de improviso otro consejero por ‘motivos familiares’? No, esto ocurriría después, y no causaría tanta agonía. ¿Acaso el tribunal que ha de decidir sobre el contrato de la televisión autonómica se lo está pensando? Tal vez, y sería grave, pero no se trata de esto, sino de algo mucho más inesperado, imprevisto, inusitado, increíble. Un acontecimiento que toca la línea de flotación del Gobierno y, más especialmente, la del presidente. Teléfono rojo, volamos hacia Moscú.

Fuego amigo. El peor. Una nueva revista digital, titulada Tó Murcia, ingeniada por un cuñado de la secretaria general de la Presidencia con rango de consejera, que puede leerse a través de una plataforma de publicaciones en pdf, publica en su primer número una media docena de páginas en las que propone, mediante la aplicación de Photoshop, diversos looks para el presidente de la Comunidad a fin de que se adapte a las distintas circunstancias en entrevistas y eventos a que le obliga su cargo. Es un bromazo, sin duda, tan inocente como incluso alabancioso. No hay, en el largo muestrario de reproduciones manipuladas de la figura del presidente ninguna sugerencia crítica a su gestión ni referencias obscenas, prejuiciosas ni atentatorias contra su imagen. Se trata una larga viñeta de humor gráfico que solo puede hacer sonreír a sus propios partidarios, y tal vez a él mismo, una de cuyas cualidades consiste en hacer oídos sordos a quienes le aconsejan que adapte su imagen a supuestos cánones convencionales. «Yo soy así», me dijo una vez en que le comenté que lo criticaban por su desprejuicio físico e indumentario, y nadie más que yo podía entenderlo y hasta aplaudirlo en ese aspecto de la cuestión.

Caricaturas de López Miras L. O.

Pues no. López Miras se rodea de asesores como Mar Moreno, que resultan más papistas que el Papa. Y si alguien hace un chiste benévolo y simpático sobre el presidente, aunque sea el propio cuñado de su innecesaria protectora, ésta pone el grito en el cielo hasta conseguir censurar media docena de páginas de una revista digital recién nacida y, por tanto, todavía en busca de audiencia, que la tiene de entrada en el propio ámbito conservador en que se mueve la camada popular. Pero la vigilanta no pasa ni una.

Mar Moreno presionó en el ámbito familiar de Miguel López Guzman, sin duda el autor de los múltiples looks virtuales del presidente, hasta conseguir que las páginas fueran retiradas del cuerpo de la revista, y es posible sospechar legítimamente que amenazara con suprimir el anuncio corporativo de La 7 que aparece en la edición, ya que la secretaria general es la esposa del director general de la televisión autonómica. Lo que pudo empezar siendo un apoyo a la iniciativa periodística ha acabado en una palanca de presión. El caso es que el artículo sobre López Miras ha desaparecido de la revista, no así de la página del índice de la misma que lo anuncia sin que el lector pueda acceder a él.

Si se ejerce la censura en el propio entorno por la incompresión de los recursos humorísticos más ingenuos, ¿qué no intentarán hacer frente a los medios verdaderamente críticos?

López Guzmán hizo cosas similares en LA OPINIÓN durante dos veranos sucesivos: publicaba a diario en este periódico fotomontajes con las personalidades políticas y sociales de Murcia, muchas veces con acerada intención vestida de humor. Nadie se quejó, e incluso, en una ocasión, a final de temporada, muchas de sus ‘víctimas’ le dedicaron una comida homenaje, dando por supuesto que era un timbre de honor aparecer parodiado en sus viñetas. En esa ocasión, fui entrevistado para La 7 por el propio marido de la secretaria general de Presidencia, Antonio Peñarrubia, entonces jefe de informativos y hoy director general de la empresa concesionaria de la autonómica. Se ve que las caricaturas del cuñado López Guzmán merecían un reportaje cuando se referían a otros, pero ahora toca la censura cuando se trata del presidente.

Este incidente puede parecer una tontada, pero no lo es en modo alguno. Censuran hasta las revistas de sociedad que contienen reportajes sobre bodas, bautizos y comuniones. La pregunta es: si se ejerce la censura en el propio entorno por la incompresión de los recursos humorísticos más ingenuos, ¿qué no intentarán hacer frente a los medios verdaderamente críticos?

El partido de la libertad, a la vista está, se toma también la libertad de censurar hasta el humor. Y es que para ciertos comisariados la libertad bien entendida es de ellos y para ellos.